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Mostrando entradas de enero, 2018

Un horizonte nuevo de Claribel Alegría

Un horizonte nuevo de Claribel Alegría Un horizonte nuevo se despliega ante mí un horizonte que se abre y me invita a entrar para encontrarme para ser devorada liberada y yo no tengo miedo y danzo y salto y salgo de mi cuerpo y vuelvo a entrar y me siento incómoda en mi cárcel y quiero ser lanzada dentro de esa frontera que me incita y me acerco y me alejo pero no he de tardar.

Viajar, volver, regresar (III): Mario Benedetti

Quiero creer que estoy volviendo de Mario Benedetti Vuelvo / quiero creer que estoy volviendo con mi peor y mi mejor historia conozco este camino de memoria pero igual me sorprendo hay tanto siempre que no llega nunca tanta osadía tanta paz dispersa tanta luz que era sombra y viceversa y tanta vida trunca vuelvo y pido perdón por la tardanza se debe a que hice muchos borradores me quedan dos o tres viejos rencores y sólo una confianza reparto mi experiencia a domicilio y cada abrazo es una recompensa pero me queda / y no siento vergüenza / nostalgia del exilio en qué momento consiguió la gente abrir de nuevo lo que no se olvida la madriguera linda que es la vida culpable o inocente vuelvo y se distribuyen mi jornada las manos que recobro y las que dejo vuelvo a tener un rostro en el espejo y encuentro mi mirada propios y ajenos vienen en mi ayuda preguntan las preguntas que uno sueña cruzo silbando por el santo y seña

Primero de Enero

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Primero de Enero de Octavio Paz Las puertas del año se abren, como las del lenguaje, hacia lo desconocido. Anoche me dijiste: mañana habrá que trazar unos signos, dibujar un paisaje, tejer una trama sobre la doble página del papel y del día. Mañana habrá que inventar, de nuevo, la realidad de este mundo. Ya tarde abrí los ojos. Por el segundo de un segundo sentí lo que el azteca, acechando desde el peñón del promontorio, por las rendijas de los horizontes, el incierto regreso del tiempo. No, el año había regresado. Llenaba todo el cuarto y casi lo palpaban mis miradas. El tiempo, sin nuestra ayuda, había puesto, en un orden idéntico al de ayer, casas en la calle vacía, nieve sobre las casas, silencio sobre la nieve. Tú estabas a mi lado, aún dormida. El día te había inventado pero tú no aceptabas todavía tu invención en este día. Quizá tampoco la mía. Tú estabas en otro día. Estabas a mi lado y yo te veía,