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Día 1. Primer día de vida.

No dés media vuelta. No lo hagas, porque ese pasado que no terminó de cicatrizar, podría volver a sangrar. En cualquier momento. Aquí y ahora. No gires la cabeza, no evoques nada. Es lo mejor. Sigue hacia delante. Hoy y siempre. No recuerdes, pero tampoco olvides. No caigas en ese túnel oscuro y sin salida de nuevo, tardaste mucho la primera vez en encontrar la salida. En esta ocasión probablemente permanecerías errando entre tinieblas... Fue lo primero que escribí en el diario que me regalaron. Mis padres estaban desesperados porque no hablaba y no sabían qué hacer. Yo ya estaba más tranquila conmigo misma... aunque no era capaz de expresar mis pensamientos en voz alta. Pues creía que si lo hacía, volverían a mí todos los fantasmas y sus murmullos a mi cabeza. Tenía miedo. (Continuará)

Bécquer eterno

Rima XX Sabe, si alguna vez tus labios rojos  quema invisible atmósfera abrasada,  que el alma que hablar puede con los ojos,  también puede besar con la mirada. Rima XXI ¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú. Rima XXIII Por una mirada, un mundo, por una sonrisa, un cielo, por un beso... ¡yo no sé que te diera por un beso!

Mi héroe (des)conocido

De pequeña tuve un héroe. Aunque entonces no me di cuenta pero lo tenía mucho más cerca de lo que pensaba; pues entonces admiraba, como tantos otros niños, a personajes como Tarzán, Pocahontas o Peter Pan, seres inventados por una sociedad con ansias de soñar. Y se me olvidaba mirar a mi alrededor. Esa persona, o mejor dicho, ese guerrero que lidia con mil batallas de la vida, para salir victorioso siempre. Emprende una y otra vez la lucha, sin rendirse nunca, indestructible. Si se cae, se levantará de nuevo para seguir interpretando el papel de un Quijote diferente al de los molinos de viento, pues logra lo que anhela. Alguien pragmático e idealista que se sacrifica por el propósito que aspira: ayudar a sus seres queridos. Sin embargo, también es real, con fallos e imperfecto, y por eso, lo respeto y quiero aún más. Y lo más importante, se qué en todo momento se encuentra, encontró y encontrará a mi lado, sin importar la distancia ni el tiempo.  Un estadista llamado Benjamín Disrae

Amor constante más allá de la muerte de Quevedo

Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra que me llevare el blanco día, y podrá desatar esta alma mía hora a su afán ansioso lisonjera; mas no, de esotra parte, en la ribera, dejará la memoria, en donde ardía: nadar sabe mi llama la agua fría, y perder el respeto a ley severa. Alma a quien todo un dios prisión ha sido, venas que humor a tanto fuego han dado, medulas que han gloriosamente ardido, su cuerpo dejará, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado. Francisco de Quevedo.

Le vol d'un ange de Céline Dion

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Et j'ai suivi le vol d'un ange Il m'a emmené jusqu'à toi Un battement de cil Et tu es là La nuit plus rien ne nous dérange La raison est un fil de soie On la sent plus fragile C'est bien comme ça Mais dis-moi... Toi, est-ce que tu rêves encore ? Toi, est-ce que tu vas toujours caresser le ciel ? Toi, est-ce que tu cherches encore ? Toi, est-ce que tu veux toujours effleurer le soleil ? Et j'ai suivi le vol d'un ange Comme un voyage au fond de moi Juste en fermant les yeux Et tu es là La nuit à ce pouvoir étrange De nous faire aller jusque là Où même les oiseaux N'arrivent pas Toi, est-ce que tu rêves encore ? Toi, est-ce que tu vas toujours caresser le ciel ? Toi, est-ce que tu cherches encore ? Toi, est-ce que tu veux toujours effleurer le soleil ? On frôlait l'océan Est-ce que tu te rappelles ? On partait droit devant On rêvait De voler là-bas A l'autre bout du ciel, à l'autre

Cuando menos te lo esperas...

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Cuando menos te lo esperas, aparece a tu lado esa persona que te hace sonreír a cada instante, sin razón alguna. Como si un mecanismo oculto le diese cuerda a nuestro reloj provocando que sus manecillas girasen mucho más rápido, dirigiendo nuestros latidos. Yo tuve suerte, ya la encontré.

Para ti...

Una vez un tal H. Carter dijo que "Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas." Y creo que puedo decir: gracias por hacerlo realidad, papá. Por hacerlo posible cada día, aunque a veces resulte complicado. Aunque hoy soy yo la que quiere desearte felicidades. 

No más "colorín colorado"

¿Quién no ha soñado cuando era pequeño en princesas y dragones? ¿En reinos de fantasía donde todo era posible? ¿En Peter Pan y no crecer nunca? ¿Quién no dijo de pequeño "hasta el infinito y más allá? Porque yo sí. Y supongo que unos cuantos más. Entonces pensábamos que los mayores lo sabían todo y que nosotros, en un futuro muy muy lejano, tal vez en otra galaxia y que nunca llegaba, nosotros seríamos como ellos. Y cuando alcanzas esa edad prohibida, no te sientes tan adulto, ni tan maduro. Y también creíamos que existía un amor como los de película. De ésos que con un beso se acababa el mundo y eras el más feliz del mundo entero. Colorín colorado, este cuento jamás ha empezado. Después aterrizas. Y echas de menos ese edredón que vencía a todos los monstruos cuando te cubrías con él por la noche. O ese beso de mami que te curaba todos los miedos, todas las heridas. O esa noche de nervios e insomnio crónico anual antes de la llegada mágica de los regalos, que siempre eran justo l

Una dama de noche

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El balcón estaba aletargado con el aroma de sus propias plantas. Aunque la que más hacía olvidar la realidad con su fragancia era la dama de noche, sutil y traicionera. Entre las cortinas blancas ella se escabullía a la habitación, donde Gema dormía placenteramente y era ajena al trastorno, a la conmoción que la flor causaba a su alrededor. Se había apoderado del lugar, ella era la reina. El jazmín, las rosas, eran más tímidas cuando el sol se había difuminado entre las sombras, porque parecía que la oscuridad les ocasionaba miedo; buscaban al astro entre sollozos, necesitaban de su luz y de su calor acogedor para sobrevivir. Era entonces el momento justo en el que la dama de noche se alzaba, majestuosa, dueña de sí misma, amante de la luna, pero solitaria, princesa recluida. Gema se despertó sobresaltada. Habría asegurado que alguien le había susurrado algo en el oído. No se hallaba muy desencaminada de la verdad. La señora de la vigilia, le había estado murmurando su histor

Sinceridad

A veces las palabras mueren antes de que las pronuncies o las plasmes por escrito, otras veces, en cambio, salen tan rápido, como si de un caudal de agua desbordado se tratara. A borbotones. Tanto que te dejan sin respiración. También hay palabras que por más que intentan abandonarte, no pueden, incluso pueden llegar a doler. Y mucho. Palabras que quedan atrapadas entre neuronas y sueños. Ese "perdóname" que me tragué por orgullo, o ese otro "te quiero" que no dijiste en el momento adecuado a alquien que ya no está a tu lado. Por favor, no quiero que me ahoguen, me envuelvan, me desvelen por la noche, me hagan desconectar de la realidad. Cuántos pensamientos callamos, cuántas palabras deberíamos haber dicho y no hicimos. Mentiras, vanidad, da igual cuál sea el motivo. Sólo dos palabras: necesitamos sinceridad.
Desde pequeña me gustó relacionar los colores con las estaciones, un invierno blanco, un verano dorado, una primavera roja, y el otoño marrón. Cada vez que pensaba en un día otoñal, soñaba con las alfombras algo rojizas del parque de la esquina o en las tardes eternas de lluvia y

Giralda

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 Giralda en prisma puro de Sevilla, nivelada del plomo y de la estrella, molde en engaste azul, torre sin mella, palma de arquitectura sin semilla. Si su espejo la brisa enfrente brilla, no te contemples —ay, Narcisa—, en ella, que no se mude esa tu piel doncella, toda naranja al sol que se te humilla. Al contraluz de luna limonera, tu arista es el bisel, hoja barbera que su más bella vertical depura. Resbala el tacto su caricia vana. Yo mudéjar te quiero y no cristiana. Volumen nada más: base y altura. Gerardo Diego.

A Córdoba

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¡Oh excelso muro, oh torres coronadas De honor, de majestad, de gallardía! ¡Oh gran río, gran rey de Andalucía, De arenas nobles, ya que no doradas! ¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas, Que privilegia el cielo y dora el día! ¡Oh siempre gloriosa patria mía, Tanto por plumas cuanto por espadas! Si entre aquellas ruinas y despojos Que enriquece Genil y Dauro baña Tu memoria no fue alimento mío, Nunca merezcan mis ausentes ojos Ver tu muro, tus torres y tu río, Tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España! Luis de Góngora.

Un mar verde

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Un mar verde. Olas que irrumpen en el horizonte, pasajeras, relegadas a la afonía del olvido. Viento que dibuja a su antojo sobre el agua imaginada, caprichoso, espontáneo, impredecible. Verde infinito, verde perenne. Cuando lo miro, me hace evocar lo que una vez dijera un joven granaíno: "Verde que te quiero verde/ Verde viento. Verdes ramas./ El barco sobre la mar/ y el caballo en la montaña."

Tacones de aguja

Pasos envueltos por el silencio de la soledad. Imagen fugaz. Tacones de aguja. Música de jazz. Cabello rubio. Un solo de saxo. Un crujir suave, leve, apenas perceptible, de las tablas de una falda al entrecruzar las piernas. Se sienta enfrente del espejo. Aún no ha terminado de maquillarse. Suspira intentando relajarse mientas da una última calada al cigarrillo que apagará en un cenicero momentos después. Levanta la mirada y sonríe a su propio reflejo. Ha de ponerse guapa para la cita de esa noche. Labios pintados de rojo, un sensual color negro enmarca sus ojos, los envuelve en una niebla que los antoja lejanos, llenos de misterio. La canción sigue sonando. Un insinuante escote luce sus pequeños pechos. Está nerviosa. Corre por sus venas el arte de la seducción, que han obtenido generaciones y generaciones de mujeres antes que ella, durante siglos de práctica. Es un instinto que mezcla con lo aprendido en susurros y noches de juerga. Sabe como deslizar las caderas a cada lado

A mi lado

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Sueño que estás a mi lado, hermana. Vemos una gaviota que intenta atrapar un pez, que se le escapa. El sol luce solitario en lo alto del cielo. Tú y yo, y un océano que nos contempla imperturbable. Me hace feliz tu sonrisa. Entonces me preguntas, ¿por qué se me cae el pelo, hermanita? Una brisa fría, enlutada, me rodea en su melancolía para abandonarme en busca de las ramas oscilantes de los cipreses. Me he quedado dormida al lado de tu lápida. Te prometí que siempre estaría contigo. Aunque la leucemia nos separara, no lo logró con nuestro amor.

Una calle del sur

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Un pasear errante por esta calle granadina. Calle que envejece rauda. Ventanas que crujen al intentar respirar, puertas desvencijadas que ya no cierran, pero es un lugar que aún sigue peleando por sobrevivir, orgulloso de su transitar en el ayer del tiempo. No importa que el óxido empañe su latir o las grietas interrumpan sus arrugas. Se puede cerrar los ojos y escuchar su murmurar continuo.

Unforgettable

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http://www.youtube.com/watch?v=nitiMG81DRc Unforgettable, that's what you are Unforgettable, though near or far Like a song of love that clings to me How the thought of you does things to me Never before has someone been more Unforgettable, in every way And forevermore, that's how you'll stay (And forevermore, that's how you'll stay) That's why darling it's incredible That someone so unforgettable Thinks that I am unforgettable too No, never before has someone been more Ooh, unforgettable in every way (Unforgettable in every way) And forevermore, that's how you'll stay (And forevermore, that's how you'll stay) That's why darling it's incredible That someone so unforgettable Thinks that I am unforgettable too

Preludio

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Es uno de mis momentos preferidos: el preludio antes de que comiencen a llorar las nubes, justo cuando se percibe ese olor a lluvia que aún no llega. Una tarde que sabe a un otoño gris, aunque no lo sea, cuando solo te apetece meterte bajo una mantita y contemplar como surcan las gotas de agua los cristales de tu ventana improvisando un cuadro fugaz.

Pudo ser

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  Un atardecer cualquiera en un día indeterminado de los meses del estío. Da igual que fuera lunes o viernes, que hiciera frío o calor, puesto que solo soy capaz de evocar su contacto, su presencia, su olor... El tiempo, como siempre tan juguetón, me trae una imagen borrosa de ese instante. Me abrazaba por detrás mientras me acariciaba el rostro. Sin embargo, desconozco si fue realidad o un simple sueño. Tal vez me lo inventara. Quién sabe. Pero acabó fraguandose como un recuerdo nuestro en mis pensamientos. Por eso mismo, da igual qué sea cierto o no, pues yo lo siento con la misma intensidad. Aún percibo su respiración entrecortada sobre mi cabello o mi corazón acelerado mientras el sol desaparecía con pesar...

Elegancia

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Elegancia. Soledad muda.  Un estanque donde se quebró la calma.  Belleza. Eternidad efímera.  Y un cisne que le danza a la luna. 

Capturando un poco de ternura

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Un segundo de miradas, de caricias, de palabras que no necesitan ser pronunciadas. Un instante compartido entre dos seres que irradian solo ternura. Un potrillo que apoya suavemente su hocico sobre su madre. Una imagen vivida qué me hace replantearme cómo un gesto tan sencillo, tan breve puede transmitirme tanto y conseguir desencadenar en mí una ola de emociones que me hacen estremecerme. Logré robarle este momento al olvido en una verde pradera extraviada entre montañas y que precipitaba al mar por medio de unos acantilados. Una pequeña muestra de amor que representa esa historia tan vieja como el universo, que no por ello deja de sorprendernos.

Guardiana

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Pues eso, una gaviota que reflexiva contempla el horizonte marino. Una línea eterna que hace de frontera entre los sueños de los marineros y de los pájaros. Permanece callada por espacio de un tiempo indeterminado. Ella queda extasiada ante tal belleza infinita, se sobrecoge ante tal inmensidad y acaba sintiéndose pequeña, diminuta. Pese a ello ya está planeando en surcar el cielo en breves instantes y planear dejándose llevar, con las alas inmóviles, hierática. Al fin y al cabo, ella es una de las guardianas de esa tierra de nadie allende los mares, a la que también llaman horizonte.

Una cortina de agua

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Una cortina de agua cae eterna ante el mutismo de la noche. Y solamente quiero acariciarla con mis manos para sentir su fría presencia, rauda, veloz, perfecta. Ella me aísla de la realidad con la melodía rítmica con la que desciende. Y la contemplo extasiado.

Analogías

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Retazos de un cielo que se descose entre moléculas de agua. Árboles que terminan deshilachándose en ese pequeño gran mar que improvisó la lluvia estival en una tarde cualquiera, y que se evaporará de un momento a otro. Reflejo inacabado de un paisaje en el que podría plasmar mi vida. Árboles que me impiden ver mi propia historia proyectada en esa realidad que languidece a mi alrededor, a pesar de ello logro vislumbrar un poco del espejo acuático. Y nubes que hacen callar al viento que te empuja para que continúes hacia delante. Pero siempre puede atardecer y que vuelva a empezar un nuevo día, inédito.

Nuestro secreto mil veces compartido

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Un día quise contarte nuestro secreto. Ese secreto en el que vivías pero del que nunca te diste cuenta. Intenté hablar contigo, y aunque logré que me escucharas, se te olvidó al instante, puesto que descubriste una efímera mariposa en el aire y te marchaste corriendo para alcanzarla. En cambio, para mí, el misterio que nos pertenecía sin tú conocerlo, era la razón por la que me levantaba cada mañana. Me motivaba a continuar, me alientaba, me persuadía de buscar una senda en el presente que solo existe en nuestra mente. Nuestro secreto mil veces compartido era que tú habías nacido, hijo.

Tristeza ensangrentada

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Y el cielo se tiñó de sangre. Las nubes intentaron ocultarlo para que pudiera llorar su pena en soledad. Había intentado matarse, pero por mucho que se desangrara, jamás moriría. Su destino era contemplar una eternidad tras otra: el universo que lo atormentaba, que le desgarraba el corazón. Esta vez fue en concreto un minúsculo planeta de un pequeño sistema solar en el brazo menor de Orión alejado del centro de la Vía Láctea, apenas una partícula de polvo en el universo. Ese en el que unos seres liliputienses pretendían dominar su mundo al que llaman "La Tierra", cuando irónicamente tres de sus cuartas partes son agua, sin importarles la destrucción de la naturaleza y también su propia autodestrucción.

El puente de piedra

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Cae una gota de agua. Las ondas se prolongan, parece que permanecerán entremezclándose hasta el infinito. Entonces empiezan a difuminarse, hasta que sólo queda el silencio del olvido. Estoy encima de un puente. Del puente de piedra, el de las puestas de sol, el que en otoño tiene una alfombra dorada de hojas marchitas. En el que nos dimos nuestro primer beso. Ese pequeñito y viejo que cruza el riachuelo escondido. Oculto tras la cortina de árboles y de ramas, de sauces llorones y de álamos. Ése que hasta que no doblas el recodo del camino no te sorprende con su humilde y discreta belleza. Allí esparzo los pétalos de una rosa roja. Los voy poniendo en el aire delicadamente y flotan… Flotan hasta que se depositan sobre la superficie cristalina de agua. Son llevados por la corriente. Es entonces cuando pienso en ti. En tus ojos, en tus besos. En la forma en la que tienes de acariciarme el pelo. En que me haces sentir amada, especial, incluso única. Suspiro por tu marcha. Te fuiste, d

Sin sentido

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Tú. Y solamente tú. Te odio. Te amo. Dame un beso. Márchate. No me dejes. Mírame. Cállate.  Dime te quiero. Abrázame. Aléjate de mí.  No vuelvas.  Yo. Y mi silencio, mis dudas, mi vida... Tú y yo y... ¡No sé qué hacer! ¡No, espera! Tal vez a cara o cruz... O mejor, con una margarita...

Pisadas que se entrecruzan

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Son muchas las pisadas que observo al contemplar el paisaje. Pero hay tantas que soy incapaz de distinguir las unas de las otras . Se entremezclan en un caos ordenado o en un orden caótico, como cada uno prefiera, hasta el horizonte. Y sí, algunas de esas huellas son las mías, que caminaron junto a otras que pertenecieron a mis seres queridos. Y mientras tanto, brilla un límpido cielo azul.

Un sol que no quiere marcharse

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Un sol que se nos antoja inmóvil, paralizado entre el ir y el devenir de unas cuantas gaviotas. Un sol que presencia la impredecible y bella caligrafía con la que escriben sus alas su vuelo. Su libre transitar lo hace enmudecer ante tal expresión de vida, ante tal explosión de energía. Su deseo momentáneo es permanecer unos segundos más iluminando su revolotear, antes de que el mar lo haga naufragar en su inmensa calma.

Una fugaz estrella

Una estrella que se esconde, avergonzada. Una estrella que titila dulcemente. Una estrella que en la soledad se entristece. Una estrella que con la luna llora. Una estrella que de día duerme. Una estrella que la noche besa. Una estrella que quiso sonreír al vacío. Una estrella que no cayó en el olvido. Luces que en la lejanía la añoran. Luces que sin moverse danzan. Luces diáfanas que jamás se abrazaron. Luces cercanas, luces distantes.  Cuando enamorada una de ellas intenta volar junto a su amada, sabe que por su pasión se sacrifica, desapareciendo en una estela infinita . Las estrellas también hacen el amor, dejando tras de sí una estela blanca. Y brillan toda una vida para solo por unos instantes poder latir . Estrellas fugaces las llaman. Deseos secretos se les pide, sueños que las acompañan en su estertor, haciéndolas por vez última sonreír. Seres eternos, desvanecidos en una efímera belleza. Luceros que contemplaron el

Una tarde gris

Este poema refleja bastante bien lo que siento en este momento... Laxitud de Ernestina de Champourcín La tarde gris y triste me agobia, tengo sueño; estiro lentamente mis dos brazos abiertos que se prenden al aire; quieren cazar el tiempo, aprisionarlo pronto, robarle su secreto, deshacer bruscamente sus límites estrechos. Quiero llorar: no sé; quiero reír: no puedo. Los deseos se estrellan contra la inexorable inercia del silencio; sobre mi corazón rueda grávido al peso de la existencia toda. Al fin me desperezo. Logro romper el cerco del malsano sopor, pero apenas lo venzo ya me torna a invadir quedamente su tedio. Luego... Ya no sé más; suspiro, me paseo, exprimo el tormentoso lagar de mi cerebro, destilo el elixir de su inquietud en mi pecho... Sujeto en mi memoria repite el pensamiento; la tarde gris y triste me agobia, ¡tengo sueño!...

Gracias a todos aquellos que respiran a mi lado

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Hoy es uno de esos días que las lágrimas te nublan la vista, que el silencio no calla, que necesitas un abrazo tras otro. Saber que vas a echar en falta a alguien por la distancia o por el tiempo o que ya lo estás haciendo, entristece. Pero también comprendes que esa añoranza naciente o que ya ha vivido bastante, significa estar rodeado de personas a las que quieres y te quieren, eres feliz de compartir tu respirar con ellos aunque no se encuentren contigo, porque siempre están presentes, en tu interior, en tus pensamientos. Viven en tu aquí y ahora de otra forma, igual de intensa, igual de bella. Solamente te apetece escuchar canciones melancólicas y tener un montón de pañuelos preparados para esas gotitas saladas que están a punto de florecer bajo tus pestañas. Aunque también desearías decir gracias por que estén ahí, aunque no estén a tu lado. Gracias por regalarme vuestras sonrisas y vuestra amistad.

Huellas en la arena

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Una canción que tiene un profundo significado para mí... Una de esas otras melodías que te hacen respirar la vida con intensidad...  Footprints in the sand de Leona Lewis You walked with me Footprints in the sand And helped me understand Where I'm going You walked with me When I was all alone With so much unknown Along the way Then I heard you say (Chorus) I promise you I'm always there When your heart is filled with sorrow And despair I'll carry you When you need a friend You'll find my footprints in the sand I see my life Flash across the sky So many times have I Been so afraid And just when I Have thought I'd lost my way You gave me strength to carry on Thats when I heard you say (Chorus) I promise you I'm always there When your heart is filled with sorrow And despair I'll carry you When you need a friend You'll find my footprints in the sand When I'm weary Well, I know you've been there And

De un tal libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Poema XII Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas. Desde mi boca llegará hasta el cielo lo que estaba dormido sobre tu alma. Es en ti la ilusión de cada día. Llegas como el rocío a las corolas. Socavas el horizonte con tu ausencia. Eternamente en fuga como la ola. He dicho que cantabas en el viento como los pinos y como los mástiles. Como ellos eres alta y taciturna. Y entristeces de pronto, como un viaje. Acogedora como un viejo camino. Te pueblan ecos y voces nostálgicas. Yo desperté y a veces emigran y huyen pájaros que dormían en tu alma.

Hoy toca Luis Cernuda

Debido a la falta de tiempo e inspiración en estas fechas me limitaré a buscar otros respiros, que siguen latiendo con igual o más fuerza que el día en el que fueron compuestos. Este, en concreto, hace mucho que es uno de mis preferidos Te quiero . Te lo he dicho con el viento, jugueteando como animalillo en la arena o iracundo como órgano impetuoso; Te lo he dicho con el sol, que dora desnudos cuerpos juveniles y sonríe en todas las cosas inocentes; Te lo he dicho con las nubes, frentes melancólicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas; Te lo he dicho con las plantas, leves criaturas transparentes que se cubren de rubor repentino; Te lo he dicho con el agua, vida luminosa que vela un fondo de sombra; te lo he dicho con el miedo, te lo he dicho con la alegría, con el hastío, con las terribles palabras. Pero así no me basta: más allá de la vida, quiero decírtelo con la muerte; más allá del amor, quiero decírtelo con el olvido. Luis Cernuda.

Un poquito de la voz a ti debida

Por primera vez voy a poner una entrada con algo que no he escrito yo, no va a ser un respiro propio. LA VOZ A TI DEBIDA Ayer te besé en los labios. Te besé en los labios. Densos, rojos. Fue un beso tan corto que duró más que un relámpago, que un milagro, más. El tiempo después de dártelo no lo quise para nada ya, para nada lo había querido antes. Se empezó, se acabó en él. Hoy estoy besando un beso; estoy solo con mis labios. Los pongo no en tu boca, no, ya no —¿adónde se me ha escapado?—. Los pongo  en el beso que te di ayer, en las bocas juntas del beso que se besaron. Y dura este beso más que el silencio, que la luz. Porque ya no es una carne ni una boca lo que beso, que se escapa, que me huye. No. Te estoy besando más lejos. Pedro Salinas (Versos 1290 a 1316)

Tú, mi linda rosa...

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La vie en rose de Edith Piaf Un papel ya algo a jado. Con grietas hasta en tu sonrisa. Con ese color amarillento. Otra nostalgia más entre tantas que me nublan la memoria. Bueno no, no es una cualquiera, es el primer recuerdo, nuestro recuerdo. Me observas traviesa en ella. Cuántas veces la habré besado, suspirado. Incluso guarda algunas de las lágrimas que derramé tras tu marcha. A pesar del cuidado con el siempre la he tratado, ella también envejece, ajena al resto del mundo. Te reías mientras yo intentaba hacer la fotografía, pues era la primera vez que utilizaba una cámara y no tenía ni idea. Logré captar esa mirada tuya, tan espontánea, tan sincera, tan enamorada. Sucedió hace varias décadas, pero para mí parece que fue ayer, que todo este tiempo no ha transcurrido. Que tú tienes diecisiete años y yo veinte. Que es nuestra primera cita, que has sido tú quien me acaba de besar por primera vez. Que un pequeño rato después bailaremos nuestra primera canción, la cual yo cre

Tu musa

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Cuando haces poesía del amanecer, Cuando luchas con la espada de las letras, Cu ando quieres ser escuchado por el silencio, Entonces comprendes que sólo la muerte acallará la vida. Unos cristales rotos son tu poema extraviado en el olvido. Cuando entonas tu cántico del ocaso, Cuando forcejeas por la música de la rima, Cuando sueñas con forjar las grafías en tu mano, Entonces le sonríes a la soledad, tu musa, Porque sabes que ella se apoderará de tu secreto.

¿Existe la magia?

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Necesito creerme que la magia existe, que podemos palparla aunque no verla. Necesito creer en aquello que se nos antoja imposible. Pero no en ese tipo de magia que se le vende a los niños pequeños como un mundo de fantasía y de colores, no. Tampoco en esas otras clases que se denominan dinero y poder. Llámenme cursi, por favor, ya que la magia que me permite vivir es el amor, la amistad, nuestro respirar a respirar. Catalóngueme como una loca, si lo desean, e incluso refiéranse a mí como alguien que no pertenece a los cánones que dicta la sociedad. Sí, señores, mi mayor ilusión es ese latir del corazón que se acelera y que también se detiene. Necesito saber si es verdad o si son meras patrañas con las que nos engañan para que vivamos ignorantes. Si es real, por favor, búsquenla por todas partes. Y si logran encontrarla, atesónrela como si fuera el bien más preciado. Y si no les importa y les sobra, aunque sólo sea un poquito, déjenme contemplarla, y la magia hará el resto. 

Soñar despierto o dormido.

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Soñar es crear poesía. Dibujar la letra de una canción sin música, que aún así va acompañada de los mejores instrumentos: los sonidos del alma. Soñar despierto o dormido, eso no importa, lo que vale es saber forjar un nuevo mundo cargado de pasión y entrega. Inspiración, poesía, ritmos del universo...cierra los ojos y que sea tu mano la que escriba, déjate llevar y disfruta. Amor, pasión, ilusiones, odios, denuncias, todo queda plasmado en unas cuantas letras que pueden llegar a expresar la vida.

Tú, vida, mírame, por favor

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Un día me pediste bailar. Yo, sorprendida, rechacé tu proposición. Me insististe. Me negué de nuevo. Entonces te enfadaste conmigo, incluso me dejaste de hablar. En aquel instante no comprendí lo que había hecho, el error que había cometido, hasta que fue demasiado tarde. Me enamoré de ti, mas tu ya no querías cuentas conmigo. Solamente pensaba en verte, en acariciarte, en tocarte... en hacerte el amor. Era para mí un castigo cuando me ignorabas. ¿Tu nombre? La palabra que más sufro al escuchar. ¿Tu compañía? Un recuerdo en el olvido. ¿Tu amor? Un abrir y cerrar de ojos. Siempre me arrepentiré. ¿Podrías perdonarme? ¿Podrías mirarme de nuevo, vida?

Un sueño roto

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Un sueño roto es el humo de una ilusión quemada por el presente, que fue un deseo lleno de esperanza en el pasado y un recuerdo amargo en el futuro.

Hacia el silencio

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Corren las palabras, vuelan las letras del papel, abandonan las páginas que las contemplaron nacer, corren, vuelan, desaparecen en un infinito mudo, en un único silencio que aniquiló el alma de las historias, de los cuentos, de nuestra vida. Se despegaban sin despedirse de aquello que dejaban atrás. Ya no hay epopeyas de guerras ni sonetos de amor, novelas de aventuras o relatos de miedo. Atrás quedaron las noches de vigilia para leer un libro entre las sábanas bajo la luz de una vela o de una linterna; atrás quedaron la impaciencia, la sorpresa, la tensión por ese capítulo que nos hizo olvidar el mundo de afuera. Se adentran las palabras en la nada, en el mutismo del exilio. Con el tiempo, ¿quién se acordará de ellas si se han marchado para no volver?

Una flor en el agua

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Cantaban las canciones la tragedia de una flor, una flor en el agua. Una flor que quiso volar con el viento. Una flor valiente que abandonó a sus hermanas. Una joven flor que se enamoró del horizonte, de lo desconocido. De la vida. Una bella flor que sólo anheló ser lo que no era. Una flor intrépida que logró cumplir su sueño, mas un sueño breve, que se apagó con la noche, que se evaporó en el silencio. Una flor, cuyo destino era colorear al valle, cuyo porvenir fue endulzar el sabor de la miel, se marchitó en el agua, donde la depositó el aire. Suave, frágil, sutil, inalcanzable, Siempre altiva, siempre majestuosa, siempre elegante. Una flor que intentó sencillamente vivir.

Con una llave en el bolsillo

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 Acaricias un horizonte gris con la mano, El cual se divisa borroso entre caladas de rebeldía. Quieres creer que el mundo es tuyo. Bailas con una sonrisa en el alma. Piropeas a un horizonte gris susurrando, El cual se desvanece entre brumas de indecisión. Quieres pensar que él de ti se ha enamorado. Corres con la llave de su corazón en tu bolsillo. Anhelas un horizonte gris inminente, El cual se forja entre fraguas de libertad. Quieres observarlo a la luz del día. Deslumbrado por él quedarte. Acaricias un horizonte gris con la mano, El cual borroso se descubre entre caladas de vida. Quieres sentirlo, quieres vivirlo, Mas se te olvidó la llave en algún sitio.