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Mostrando entradas de abril, 2017

Ser distinto

Distinto de Juan Ramón Jiménez Lo querían matar los iguales porque era distinto. Si veis un pájaro distinto, tiradlo; si veis un monte distinto, caedlo; si veis un camino distinto, cortadlo; si veis una rosa distinta, deshojadla; si veis un río distinto, cegadlo. Si veis a un hombre distinto, matadlo. ¿Y el sol y la luna dando en lo distinto? Altura, olor, largor, frescura, cantar, vivir distinto de lo distinto; lo que seas, que eres distinto (monte, camino, rosa, río, pájaro, hombre): si te descubren los iguales, huye a mí, ven a mi ser, mi frente, mi corazón distintos.

Ser papel mojado

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  El deseo está roto antes de ser expedido, sin sello, por el viento. Podrías soplar y soplar pero nunca alcanzará su secreto destino, pues esos emisores de sue ños a los que llaman dientes de león son frágiles, pues son delicados. La melancolía se ti ñe de un duelo blanco ante el diente de león quebrado. Nunca podré hacerte llegar mi mensaje, por más que le susurre al viento, él no tiene fuerza suficiente para hacerse escuchar por alguien que ya no entiende el lenguaje de estar enamorado. Tampoco podré decirte que eras mi primera historia no escrita en papel, pero sí te convertiste en papel mojado. Ese que empapó cuando lo dejamos, descuidadamente, a la intemperie, bajo la lluvia del tiempo. Se arrugó, se rompió por alguno de los extremos y flotó al viento. Yo también era tu papel mojado, aunque estuviera ajado, aunque estuviese desvaído. Quisimos ser papeles mojados en los que se corría la tinta, dejando regueros rojos, al intentar sobrescribir palabras "descaligrafiadas&qu

Viajar, volver, regresar (I): Ángeles Carbajal

Volver de Ángeles Carbajal Sin saber por qué, has vuelto, y miras la tarde soleada: la misma enredadera verde, las flores junto al muro, la verja de hierro carcomido, el amarillo pálido de la pared gastada. Has vuelto como si estuvieras todavía bajo el antiguo hechizo, como si en algo te parecieras todavía a ti (hubo un tiempo de minuciosa eternidad en el que tu corazón, alborozado huésped de la vida, nada sabía de lo que hoy sabe). Arrastrando la hojarasca de los años pisados, los errores, el cansancio y el dolor de páginas ciegas, has vuelto para descubrir cuánto dura lo que creías eterno y encontrar un raro consuelo; soñar que ni siquiera existes a la orilla de esta tarde sin sentido y perfecta.

En paz dice Amado Nervo

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En paz de Amado Nervo Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales, coseché siempre rosas. ...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno! Hallé sin duda largas las noches de mis penas; mas no me prometiste tan sólo noches buenas; y en cambio tuve algunas santamente serenas... Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Caminas conmigo, pero no por mí

A veces es tan fácil aferrarse a la soledad, con las dos manos, con los ojos cerrados. Acariciarla hasta que te engulle por completo. Y no sientes nada, como si un agujero negro del espacio se tratara. Hazlo, es necesario fundirse con esa oscuridad para poder luego brillar, para ser capaz de errar por el mundo, dando tumbos pero siguiendo hacia delante. Y cuando crees que has dejado ese desamparo pasajero atrás, te toca el hombro llamándote. Cuesta tan poco girarse y abrirle los brazos para recibirlo. Le dices que no, él insiste, lo rechazas de nuevo...  Después de varios intercambios infructuosos de palabras, logras llegar a un acuerdo: la soledad será tu compañera de camino, pero no te obligará a respirar con sus pulmones.