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Mostrando entradas de 2014

Poesía de otoño (III)

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Rima II de Gustavo Adolfo Bécquer Saeta que voladora cruza arrojada al azar, y que no sabe dónde temblando se clavará; hoja que del árbol seca arrebata el vendaval, sin que nadie acierte el surco donde al polvo volverá; gigante ola que el viento riza y empuja en el mar, y rueda y pasa, y se ignora qué playa buscando va; luz que en cercos temblorosos brilla próxima a expirar y que no se sabe de ellos cuál el último será; eso soy yo que al acaso cruzo el mundo sin pensar de dónde vengo ni adónde mis pasos me llevarán.

Beso intemporal

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Una mano, ansiosa, reposa sobre la piel marmórea de una bella dama. Indecisa, duda si avanzar o si detenerse. Su dueño no sabe si debe romper la magia ilusoria  y proseguir con la representación milenaria de la unión sexual, o si debe prolongar  ese beso intemporal. Pero antes de poder tomar una decisión, descubre que se encuentra paralizado. Se asusta, grita, nadie lo escucha. Comienza a desesperarse. ¿Por qué no puede moverse? Mira entonces a su enamorada, a la que continúa besando. No hay expresividad alguna en sus ojos, los cuales languidecen tras una pátina de siglos.

Un poema enamorado

Tiempo de amor de Claribel Alegría Sólo cuando me amas se me cae esta máscara pulida y mi sonrisa es mía y la luna la luna y estos mismos árboles de ahora este cielo esta luz presencias que se abren hasta el vértigo y acaban de nacer y son eternos y tus ojos también nacen con ellos tu mirada tus labios que al nombrarme me descubren. Sólo cuando te amo sé que no acabo en mí que es tránsito la vida y que la muerte es tránsito y el tiempo un carbúnculo encendido sin ayeres gastados sin futuro.

Táctica y estrategia

Táctica y estrategia de Mario Benedetti Mi táctica es  mirarte  aprender como sos  quererte como sos  mi táctica es  hablarte  y escucharte  construir con palabras  un puente indestructible  mi táctica es  quedarme en tu recuerdo  no sé cómo ni sé  con qué pretexto  pero quedarme en vos  mi táctica es  ser franco  y saber que sos franca  y que no nos vendamos  simulacros  para que entre los dos  no haya telón  ni abismos  mi estrategia es  en cambio  más profunda y más  simple  mi estrategia es  que un día cualquiera  no sé cómo ni sé  con qué pretexto  por fin me necesites.

¿Cómo hacerte hacer que siempre hay tiempo?

Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo? de Mario Benedetti Que uno tiene que buscarlo y dárselo... Que nadie establece normas, salvo la vida... Que la vida sin ciertas normas pierde formas... Que la forma no se pierde con abrirnos... Que abrirnos no es amar indiscriminadamente... Que no está prohibido amar... Que también se puede odiar... Que la agresión porque sí, hiere mucho... Que las heridas se cierran... Que las puertas no deben cerrarse... Que la mayor puerta es el afecto... Que los afectos, nos definen... Que definirse no es remar contra la corriente... Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja... Que negar palabras, es abrir distancias... Que encontrarse es muy hermoso... Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida... Que la vida parte del sexo... Que el por qué de los niños, tiene su por qué... Que querer saber de alguien, no es sólo curiosidad... Que saber todo de todos, es curiosidad malsana... Que nunca e

Casi de primavera (II)

Soneto LXXXVIII de Pablo Neruda El mes de Marzo vuelve con su luz escondida y se deslizan peces inmensos por el cielo, vago vapor terrestre progresa sigiloso, una por una caen al silencio las cosas. Por suerte en esta crisis de atmósfera errabunda reuniste las vidas del mar con las del fuego, el movimiento gris de la nave de invierno, la forma que el amor imprimió a la guitarra. Oh amor, rosa mojada por sirenas y espumas, fuego que baila y sube la invisible escalera y despierta en el túnel del insomnio a la sangre para que se consuman las olas en el cielo, olvide el mar sus bienes y leones y caiga el mundo adentro de las redes oscuras.

Casi de primavera (I)

El limonero lánguido suspende de Antonio Machado El limonero lánguido suspende una pálida rama polvorienta sobre el encanto de la fuente limpia, y allá en el fondo sueñan los frutos de oro... Es una tarde clara, casi de primavera; tibia tarde de marzo, que al hálito de abril cercano lleva; y estoy solo, en el patio silencioso, buscando una ilusión cándida y vieja: alguna sombra sobre el blanco muro, algún recuerdo, en el pretil de piedra de la fuente dormido, o, en el aire, algún vagar de túnica ligera. En el ambiente de la tarde flota ese aroma de ausencia que dice al alma luminosa: nunca, y al corazón: espera. Ese aroma que evoca los fantasmas de las fragancias vírgenes y muertas. Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara, casi de primavera, tarde sin flores, cuando me traías el buen perfume de la hierbabuena, y de la buena albahaca, que tenía mi madre en sus macetas. Que tú me viste hundir mis manos puras en el agua se

Ocho letras y un espacio en blanco

Dos palabras de Alfonsina Storni Esta noche al oído me has dicho dos palabras Comunes. Dos palabras cansadas De ser dichas. Palabras Que de viejas son nuevas. Dos palabras tan dulces que la luna que andaba Filtrando entre las ramas Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento Moverme para echarla. Tan dulces dos palabras ¿Qué digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la vida!? Tan dulces y tan mansas Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman. Tan dulces y tan bellas Que nerviosos, mis dedos, Se mueven hacia el cielo imitando tijeras. Oh, mis dedos quisieran Cortar estrellas.

Luna eterna (II): Hay que ingerir dosis de luna

La luna de Jaime Sabines La luna se puede tomar a cucharadas  o como una cápsula cada dos horas.  Es buena como hipnótico y sedante  y también alivia  a los que se han intoxicado de filosofía.  Un pedazo de luna en el bolsillo  es mejor amuleto que la pata de conejo:  sirve para encontrar a quien se ama,  para ser rico sin que lo sepa nadie  y para alejar a los médicos y las clínicas.  Se puede dar de postre a los niños  cuando no se han dormido,  y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos  ayudan a bien morir.  Pon una hoja tierna de la luna  debajo de tu almohada  y mirarás lo que quieras ver.  Lleva siempre un frasquito del aire de la luna  para cuando te ahogues,  y dale la llave de la luna  a los presos y a los desencantados.  Para los condenados a muerte  y para los condenados a vida  no hay mejor estimulante que la luna  en dosis precisas y controladas.

Algún día

Algún día de Darío Jaramillo Agudelo Algún día escribiré un poema que no mencione el aire ni la noche; un poema que omita los nombres de las flores, que no tenga jazmines o magnolias. Algún día te escribiré un poema sin pájaros ni fuentes, un poema que eluda el mar y que no mire a las estrellas. Algún día te escribiré un poema que se limite a pasar los dedos por tu piel y que convierta en palabras tu mirada. Sin comparaciones, sin metáforas, algún día escribiré un poema que huela a ti, un poema con el ritmo de tus pulsaciones, con la intensidad estrujada de tu abrazo. Algún día escribiré un poema, el canto de mi dicha.

Inyectando azúcar en vena (IV): un soneto cualquiera

Soneto LXVI de Pablo Neruda No te quiero sino porque te quiero  y de quererte a no quererte llego  y de esperarte cuando no te espero  pasa mi corazón del frío al fuego.  Te quiero sólo porque a ti te quiero,  te odio sin fin, y odiándote te ruego,  y la medida de mi amor viajero  es no verte y amarte como un ciego.  Tal vez consumirá la luz de Enero,  su rayo cruel, mi corazón entero,  robándome la llave del sosiego.  En esta historia sólo yo me muero  y moriré de amor porque te quiero,  porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

Inyectando azúcar en vena (III): L'hymne à l'amour

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L'hymne à l'amour de Edith Piaf  Le ciel bleu sur nous peut s'effondrer Et la terre peut bien s'écrouler Peu m'importe si tu m'aimes Je me fous du monde entier Tant qu'l'amour inond'ra mes matins Tant que mon corps frémira sous tes mains Peu m'importe les problèmes Mon amour puisque tu m'aimes J'irais jusqu'au bout du monde Je me ferais teindre en blonde Si tu me le demandais J'irais décrocher la lune J'irais voler la fortune Si tu me le demandais Je renierais ma patrie Je renierais mes amis Si tu me le demandais On peut bien rire de moi Je ferais n'importe quoi Si tu me le demandais Si un jour la vie t'arrache à moi Si tu meurs que tu sois loin de moi Peu m'importe si tu m'aimes Car moi je mourrais aussi Nous aurons pour nous l'éternité Dans le bleu de toute l'immensité Dans le ciel plus de problèmes Mon amour crois-tu qu'on s'

Inyectando azúcar en vena (II): Say over again, and yet once over again...

Say over again, and yet once over again... de Elizabeth Barret Browning XXI. Say over again, and yet once over again, That thou dost love me. Though the word repeated Should seem 'a cuckoo-song,' as thou dost treat it, Remember, never to the hill or plain, Valley and wood, without her cuckoo-strain Comes the fresh Spring in all her green completed. Beloved, I, amid the darkness greeted By a doubtful spirit-voice, in that doubt's pain Cry, 'Speak once more—thou lovest! 'Who can fear Too many stars, though each in heaven shall roll, Too many flowers, though each shall crown the year? Say thou dost love me, love me, love me—toll The silver iterance!—only minding, Dear, To love me also in silence with thy soul.

Inyectando azúcar en vena (I): La caricia perdida

La caricia perdida de Alfonsina Storni Se me va de los dedos la caricia sin causa,  se me va de los dedos... En el viento, al pasar,  la caricia que vaga sin destino ni objeto,  la caricia perdida ¿quién la recogerá?  Pude amar esta noche con piedad infinita,  pude amar al primero que acertara a llegar.  Nadie llega. Están solos los floridos senderos.  La caricia perdida, rodará... rodará...  Si en los ojos te besan esta noche, viajero,  si estremece las ramas un dulce suspirar,  si te oprime los dedos una mano pequeña  que te toma y te deja, que te logra y se va.  Si no ves esa mano, ni esa boca que besa,  si es el aire quien teje la ilusión de besar,  oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,  en el viento fundida, ¿me reconocerás?

Arco iris y calorías

Hoy me he levantado sentimental. Algodón de azúcar. Fueron felices y comieron perdices. Palomitas, una manta y una buena dosis de películas que se despiden con un último y primer beso o en boda. Un cojín al que abrazarte entre pañuelos llenos de saladas lágrimas. Ese pequeño trozo de chocolate que te ibas a comer y que acaba siendo la tableta entera. Una tarde amenizada por tus lloriqueos y suspiros, de la que luego te avergonzarás y jamás serás capaz de reconocer.  Hoy, o cualquier otro, puede ser uno de esos días de arco iris y calorías mezcladas...