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Mostrando entradas de abril, 2020

Palabras (X): No se trata de hablar

No se trata de hablar... de Roberto Juarroz No se trata de hablar, ni tampoco de callar: se trata de abrir algo entre la palabra y el silencio. Quizá cuando transcurra todo, también la palabra y el silencio, quede esa zona abierta como una esperanza hacia atrás. Y tal vez ese signo invertido constituya un toque de atención para este mutismo ilimitado donde palpablemente nos hundimos.

Palabras (IX): Hay palabras que no decimos

Hay palabras que no decimos de Roberto Juarroz Hay palabras que no decimos y que ponemos sin decirlas en las cosas. Y las cosas las guardan, y un día nos contestan con ellas y nos salvan el mundo, como un amor secreto en cuyos dos extremos hay una sola entrada. ¿No habrá alguna palabra de esas que no decimos que hayamos colocado sin querer en la nada?

Palabras (VIII): Detener la palabra

Detener la palabra... de Roberto Juarroz Detener la palabra un segundo antes del labio, un segundo antes de la voracidad compartida, un segundo antes del corazón del otro, para que haya por lo menos un pájaro que puede prescindir de todo nido. El destino es de aire. Las brújulas señalan uno solo de sus hilos, pero la ausencia necesita otros para que las cosas sean su destino de aire. La palabra es el único pájaro que puede ser igual a su ausencia.

Palabras (VII): Dale la vuelta a las palabras

Las palabras de Octavio Paz Dales la vuelta, cógelas del rabo (chillen, putas), azótalas, dales azúcar en la boca a las rejegas, ínflalas, globos, pínchalas, sórbeles sangre y tuétanos, sécalas, cápalas, písalas, gallo galante, tuérceles el gaznate, cocinero, desplúmalas, destrípalas, toro, buey, arrástralas, hazlas, poeta, haz que se traguen todas sus palabras.

Palabras (VI): Decir, hacer

Decir, hacer de Octavio Paz A Roman Jakobson Entre lo que veo y digo, Entre lo que digo y callo, Entre lo que callo y sueño, Entre lo que sueño y olvido La poesía. Se desliza entre el sí y el no: dice lo que callo, calla lo que digo, sueña lo que olvido. No es un decir: es un hacer. Es un hacer que es un decir. La poesía se dice y se oye: es real. Y apenas digo es real, se disipa. ¿Así es más real? Idea palpable, palabra impalpable: la poesía va y viene entre lo que es y lo que no es. Teje reflejos y los desteje. La poesía siembra ojos en las páginas siembra palabras en los ojos. Los ojos hablan las palabras miran, las miradas piensan. Oír los pensamientos, ver lo que decimos tocar el cuerpo de la idea. Los ojos se cierran Las palabras se abren.

Primavera con una esquina rota (IV): Dar cuerda al reloj

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Texto publicado en Diario Córdoba, publicado el 19.04.2020. Dar cuerda al reloj de Carlos Miraz "Sin duda una de las imágenes de la ya pasada Semana Santa han sido las carreteras vacías. Casi añora uno los atascos de antaño. Más que nada como anormalidad normal. Valga la paradoja, pues la carretera también se cobra anualmente su tributo en vidas. Esta vez el día después, ha sido normal dentro de la anormalidad (vaya lío). Pero, bueno, empezar a ver la luz al final del túnel nos hace intentar prever qué paisaje vamos a divisar cuando salgamos de él. Y no parece nada halagüeño. Tal día como hoy, en los tiempos previrus, estaríamos preparando la Feria del Libro, prestos a celebrar como cada abril algún aniversario literario, recibir las últimas creaciones y congratularnos de la aparición de firmas noveles. Habrá que esperar mejor ocasión. Y aunque estos días de confinamiento han deparado en la lectura un magnífico acompañante, el covid le ha robado el mes de abril al maltrec

Palabras (V): La palabra besa y muerde

La palabra de Mario Benedetti La palabra pregunta y se contesta tiene alas o se mete en los túneles se desprende de la boca que habla y se desliza en la oreja hasta el tímpano la palabra es tan libre que da pánico divulga los secretos sin aviso e inventa la oración de los ateos es el poder y no es el poder del alma y el hueso de los himnos que hacen patria la palabra es un callejón de suertes y el registro de ausencias no queridas puede sobrevivir al horizonte y al que la armó cuando era pensamiento puede ser como un perro o como un niño y embadurnar de rojo la memoria puede salir de caza en silencio y regresar con el moral vacío la palabra es correo del amor pero también es arrabal del odio golpea en las ventanas si diluvia y el corazón le abre los postigos y ya que la palabra besa y muerde mejor la devolvemos al futuro

Primavera con una esquina rota (III): Una pausa en su oficio

Una pausa en su oficio de María Victoria Atencia Por si el sueño no es más que un estado del alma, un instante carnal y una pausa en su oficio, confieso aquí que duele, el alma duele y suele dejarnos de su mano mientras reina la noche, la hermosa dama de cabello negro, acogedora premonición falaz de un más largo abandono, al que es preciso, sin embargo, entregarse por si el alma no es más que un estado del sueño.

Primavera con una esquina rota (II): La noche no tiene paredes

La noche no tiene paredes de José Manuel Caballero Bonald Doy la vuelta a la noche, entro en su cámara inversa, en su hondonada de humo, en la oquedad contraria a la pared del aire, justo donde convergen las distancias que nunca se han juntado, las libertades más difíciles, hasta que de improviso encuentro allí consecutivamente el germen, la incitante demarcación del laberinto con su luz primordial, su punitiva complicidad con la justicia, esa insistencia soberana en la celebración de estar viviendo.

Palabras (IV): Bordes del silencio

Bordes del silencio de José Manuel Caballero Bonald Las palabras con las que has convivido durante tanto tiempo, ¿siguen sirviéndote de algo? ¿Podrás valerte de ellas cuando ya los antídotos contra tu propia decepción se hayan ido agotando? Cueva nocturna, música emborronada, opaco embate agreste de la luz, herrumbre de adjetivos que rondan el marasmo, ¿con qué herida coincidirán por fin los bordes del silencio?

Palabras (III): La palabra que sana

Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa. La palabra que sana, del libro "El infierno musical" de Alejandra Pizarnik. 

Palabras (II):Nos dejaron las palabras

…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como perlas de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se cam

Palabras (I): El silencio que queda entre dos palabras de Roberto Juarroz

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El silencio que queda entre dos palabras no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae, ni tampoco el que estampa la presencia del árbol cuando se apaga el incendio vespertino del viento. Así como cada voz tiene un timbre y una altura, cada silencio tiene un registro y una profundidad. El silencio de un hombre es distinto del silencio de otro y no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre. Existe un alfabeto del silencio, pero no nos han enseñado a deletrearlo. Sin embargo, la lectura del silencio es la única durable, tal vez más que el lector.

Primavera con una esquina rota (I)

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"Primavera con una esquina rota" es el nombre de una obra de Mario Benedetti sobre el exilio en la sociedad uruguaya y la escisión que implicó la dictadura militar (1973-1985). A través de distintos testimonios, se muestra la conmoción que provocó en las relaciones entre seres humanos en el Uruguay en el extranjero. El autor siempre mantiene una esperanza a través de esa primavera, aunque mutilada, emergerá tras un invierno interminable. En una situación tan desgarradora y horrible como puede ser una dictadura y toda la represión, autoritarismo y sufrimiento que puede llegar a implicar, reflexiona sobre una ilusión, sobre algo a lo que aferrarse y luchar: esa primavera algo mutilada. Cuántas lecciones de vida podemos extraer de obras o personas así en momentos extraños, tristes y de incertidumbre como el actual, con la pandemia por el coronavirus. Por eso, he escogido el título del libro de Benedetti para la próxima serie de textos que voy a publicar, ya sean textos respi

Si una espina me hiere

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Si una espina me hiere de Amado Nervo ¡Si una espina me hiere, me aparto de la espina, ...pero no la aborrezco! Cuando la mezquindad envidiosa en mí clava los dardos de su inquina, esquívase en silencio mi planta, y se encamina, hacia más puro ambiente de amor y caridad. ¿Rencores? ¡De qué sirven! ¡Qué logran los rencores! Ni restañan heridas, ni corrigen el mal. Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores, y no prodiga savias en pinchos punzadores: si pasa mi enemigo cerca de mi rosal, se llevará las rosas de más sutil esencia; y si notare en ellas algún rojo vivaz, ¡será el de aquella sangre que su malevolencia de ayer, vertió, al herirme con encono y violencia, y que el rosal devuelve, trocada en flor de paz!