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Mostrando entradas de mayo, 2020

Reflejos oníricos (IX): Soñar es ver la vida de otro modo

Soñar de José Ángel Buesa Soñar es ver la vida de otro modo, y es olvidar un poco lo que realmente es, un sueño es casi nada y más que todo, más que todo al soñarlo... casi nada después. Por eso yo no sé si mi sueño es sólo un sueño, yo no sé si algún día lo tocará mi mano y yo no sé, ni me importa, si es grande o si es pequeño pero mi sueño es sueño porque lo siento en vano.

Reflejos oníricos (VIII): Llantos nocturnos

Llantos nocturnos de Gloria Fuertes Soñé que estaba cuerda, me desperté y vi que estaba loca. Soñé que estaba cuerda, cuerda, tendida en mi ventana, y en mí habían puesto a secar las sábanas de mis llantos nocturnos. ¡Soñé que tenía un hijo! Me desperté y vi que era una broma. Soñé que estaba despierta, me desperté y vi que estaba dormida.

Reflejos oníricos (VII): Cuando toca el sueño nuestros ojos

Rima  LXXV de Gustavo Adolfo Bécquer ¿Será verdad que, cuando toca el sueño, con sus dedos de rosa, nuestros ojos, de la cárcel que habita huye el espíritu en vuelo presuroso? ¿Será verdad que, huésped de las nieblas, de la brisa nocturna al tenue soplo, alado sube a la región vacía a encontrarse con otros? ¿Y allí desnudo de la humana forma, allí los lazos terrenales rotos, breves horas habita de la idea el mundo silencioso? ¿Y ríe y llora y aborrece y ama y guarda un rastro del dolor y el gozo, semejante al que deja cuando cruza el cielo un meteoro? Yo no sé si ese mundo de visiones vive fuera o va dentro de nosotros. Pero sé que conozco a muchas gentes a quienes no conozco.

Reflejos oníricos (VI): Hacia la noche

Hacia la noche de Philippe Soupault Es tarde en la sombra y en el viento un grito asciende con la noche No espero a nadie a nadie ni siquiera a un recuerdo Hace ya tiempo que pasó la hora pero ese grito que lleva el viento y empuja hacia adelante viene de un lugar que está más allá por encima del sueño No espero a nadie pero aquí está la noche coronada por el fuego de los ojos de todos los muertos silenciosos Y todo lo que debía desaparecer todo lo perdido hay que volver a encontrarlo por encima del sueño hacia la noche.

Reflejos oníricos (V): Sueños y poesía

Principio de deducción de José Manuel Caballero Bonald Si es cierto que los sueños son respuestas a todas las preguntas que estuvimos haciéndonos antes de nacer,                             la poesía vendría a ser como la réplica a ese interrogante que se ha quedado aún sin contestar.

Reflejos oníricos (IV): No rechaces los sueños por ser sueños

N o rechaces los sueños por ser sueños de Pedro Salinas No rechaces los sueños por ser sueños. Todos los sueños pueden ser realidad, si el sueño no se acaba. La realidad es un sueño. Si soñamos que la piedra es la piedra, eso es la piedra. Lo que corre en los ríos no es un agua, es un soñar, el agua, cristalino. La realidad disfraza su propio sueño, y dice: «Yo soy el sol, los cielos, el amor». Pero nunca se va, nunca se pasa, si fingimos creer que es más que un sueño. Y vivimos soñándola. Soñar es el modo que el alma tiene para que nunca se le escape lo que se escaparía si dejamos de soñar que es verdad lo que no existe. Sólo muere un amor que ha dejado de soñarse hecho materia y que se busca en tierra.

Reflejos oníricos (III): El hondo sueño

El hondo sueño de Jorge Guillén Este soñar a solas… ¡Si tu vida de pronto amaneciese ante mi espera! ¿Por dónde voy cayendo? Primavera, mientras, en tomo mío dilapida su olor y se me escapa en la caída. ¡Tan solitariamente se acelera -y está la noche ahí, variando fuera- la gravedad de un ansia desvalida! Pero tanto sofoco en el vacío cesará. Gozaré de apariciones que atajarán el vergonzante empeño de henchir tu ausencia con mi desvarío. ¡Realidad, realidad, no me abandones para soñar mejor el hondo sueño!

Reflejos oníricos (II): Pequeñas muertes

Pequeñas muertes de Mario Benedetti Los sueños son pequeñas muertes tramoyas anticipos simulacros de muerte el despertar en cambio nos parece una resurrección y por las dudas olvidamos cuanto antes lo soñado a pesar de sus fuegos sus cavernas sus orgasmos sus glorias sus espantos los sueños son pequeñas muertes por eso cuando llega el despertar y de inmediato el sueño se hace olvido tal vez quiera decir que lo que ansiamos es olvidar la muerte apenas eso.

Desnudar el corazón (V): El tiempo de los besos no ha llegado

Vida de Vicente Aleixandre Un pájaro de papel en el pecho dice que el tiempo de los besos no ha llegado; vivir, vivir, el sol cruje invisible, besos o pájaros, tarde o pronto o nunca. Para morir basta un ruidillo, el de otro corazón al callarse, o ese regazo ajeno que en la tierra es un navío dorado para los pelos rubios. Cabeza dolorida, sienes de oro, sol que va a ponerse; aquí en la sombra sueño con un río, juncos de verde sangre que ahora nace, sueño apoyado en ti calor o vida.

Una de abrazos (II): Me abrazo a tus ausencias

Rostro de vos de Mario Benedetti Tengo una soledad tan concurrida tan llena de nostalgias y de rostros de vos de adioses hace tiempo y besos bienvenidos de primeras de cambio y de último vagón. Tengo una soledad tan concurrida que puedo organizarla como una procesión por colores tamaños y promesas por época por tacto y por sabor. Sin temblor de más me abrazo a tus ausencias que asisten y me asisten con mi rostro de vos. Estoy lleno de sombras de noches y deseos de risas y de alguna maldición. Mis huéspedes concurren concurren como sueños con sus rencores nuevos su falta de candor yo les pongo una escoba tras la puerta porque quiero estar solo con mi rostro de vos. Pero el rostro de vos mira a otra parte con sus ojos de amor que ya no aman como víveres que buscan su hambre miran y miran y apagan mi jornada. Las paredes se van queda la noche las nostalgias se van no queda nada. Ya mi rostro de vos cierra los ojos y es una soledad tan desolada.

La leyenda del tiempo

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Qué decir de Lorca y sus poemas. Ayer, cuando veía el nuevo capítulo de "El Ministerio del Tiempo" (soy algo friki de esta serie), sentimos que se cerraba el círculo entre la trama de Julián y Federico. El poeta puede disfrutar, como si de un sueño se tratara, cómo Camarón de la Isla interpreta una versión de "La leyenda del tiempo". Y rematar el episodio con la frase del artista tras escuchar la canción: "¿Entonces? He ganado yo, no ellos". La leyenda del tiempo de Federico García Lorca  El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero. Nadie puede abrir semillas  en el corazón del sueño. ¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta! ¡Qué témpanos de hielo azul levanta! El tiempo va sobre el sueño hundido hasta los cabellos. Ayer y mañana comen oscuras flores de duelo. ¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta! ¡Qué espesura de anémonas levanta! Sobre la misma columna, abrazados sueño y tiempo, cruza el gemido del niño, la lengua rota del viejo. ¡Ay, cómo canta el a

Uno de esos poemas eternos (V): Arte poética

Arte poética de Jorge Luis Borges Mirar el río hecho de tiempo y agua Y recordar que el tiempo es otro río, Saber que nos perdemos como el río Y que los rostros pasan como el agua. Sentir que la vigilia es otro sueño Que sueña no soñar y que la muerte Que teme nuestra carne es esa muerte De cada noche, que se llama sueño. Ver en el día o en el año un símbolo De los días del hombre y de sus años, Convertir el ultraje de los años En una música, un rumor y un símbolo, Ver en la muerte el sueño, en el ocaso Un triste oro, tal es la poesía Que es inmortal y pobre. La poesía Vuelve como la aurora y el ocaso. A veces en las tardes una cara Nos mira desde el fondo de un espejo; El arte debe ser como ese espejo Que nos revela nuestra propia cara. Cuentan que Ulises, harto de prodigios, Lloró de amor al divisar su Itaca Verde y humilde. El arte es esa Itaca De verde eternidad, no de prodigios. También es como el río interminable Que pasa y queda y es cristal de un mismo Heráclito inconstante, qu

Algunos apuntes sobre la felicidad (III): Puede ser que logremos ser felices

Soneto de lo posible de Mario Benedetti Puede ser que una vez/ en un desvelo descubramos que el mundo es una fiesta y encontremos al fin esa respuesta que desde siempre nos esconde el cielo puede ser que una noche / en algún vuelo ganemos sin querer alguna apuesta y advirtamos que un alma está dispuesta a servirnos de paz y de consuelo puede ser que el transcurso de los años nos vaya proponiendo otra corriente dejándonos con suerte y sin extraños y aunque en la piel nos queden cicatrices desde el viejo pasado hasta el presente puede ser que logremos ser felices.

Reflejos oníricos (I): Al país de los sueños

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Shiota Chiharu: The Soul Trembles (Museo de Arte Mori, Tokio, Japón). Rima III de Ruben Darío En la pálida tarde se hundía,       el sol en su ocaso, con la faz rubicunda en un nimbo       de polvo dorado. En las aguas del mar, una barca,       bogando, bogando; al país de los sueños volaban        amada y amado. A la luz del poniente, en las olas,       quebrada en mil rayos, parecían de oro bruñido       los remos mojados. Y en la barca graciosa y ligera,        bogando, bogando, al país de los sueños volaban        amada y amado.    ¿Qué fue de ellos? No sé. Yo recuerdo que después del crepúsculo pálido, aquel cielo se puso sombrío       y el mar agitado.

El equipaje abierto

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Shiota Chiharu: The Soul Trembles (Museo de Arte Mori, Tokio, Japón). El equipaje abierto de Felipe Benítez Reyes De todo comienza a hacer bastante tiempo. Y en una habitación cerrada hay un niño que aún juega con cristales y agujas bajo la mortandad hipnótica de la tarde. Comienza a hacer de todo muchos años. Y la noche, sobrecogida de sí misma, abre ya su navaja de alta estrella ante la densa rosa carnal de la memoria. Comienza a ser el tiempo un lugar arrasado del que vamos cerrando las fronteras para cumplir las leyes de esa cosa inexacta que llamamos olvido. Y llega la propia vida hasta su orilla como lleva el azar la maleta de un náufrago a la playa en que alguien la abre con extrañeza y esa ridiculez de disfraz desamparado que adquieren los vestidos de la gente al morir. Lejano y codiciable, el tiempo es territorio del que sólo regresa, sin sentido y demente, el viento sepulcral de la memoria, devuelto como un eco. Como devuelve el mar su podredumbre. Todas nuestras maletas refl

Palabras (XII): Yo me uno al silencio

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Silencio de Alejandra Pizarnik silencio yo me uno al silencio yo me he unido al silencio y me dejo hacer me dejo beber me dejo decir

Primavera con una esquina rota (VII): Va la brisa reciente

Va la brisa reciente de Luis Cernuda Por el espacio esbelta, y en las hojas cantando abre una primavera. Sobre el límpido abismo del cielo se divisan, como dichas primeras, primeras golondrinas. Tan sólo un árbol turba la distancia que duerme, así el fervor alerta la indolencia presente. Verdes están las hojas, el crepúsculo huye. Anegándose en sombra las fugitivas luces. En su paz la ventana restituye a diario las estrellas, el aire y el que estaba soñando.

Primavera con una esquina rota (VI): Defensa de la alegría

Defensa de la alegría de Mario Benedetti Defender la alegría como una trinchera defenderla del escándalo y la rutina de la miseria y los miserables de las ausencias transitorias y las definitivas defender la alegría como un principio defenderla del pasmo y las pesadillas de los neutrales y de los neutrones de las dulces infamias y los graves diagnósticos defender la alegría como una bandera defenderla del rayo y la melancolía de los ingenuos y de los canallas de la retórica y los paros cardiacos de las endemias y las academias defender la alegría como un destino defenderla del fuego y de los bomberos de los suicidas y los homicidas de las vacaciones y del agobio de la obligación de estar alegres defender la alegría como una certeza defenderla del óxido y la roña de la famosa pátina del tiempo del relente y del oportunismo de los proxenetas de la risa defender la alegría como un derecho defenderla de dios y del invierno