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Mostrando entradas de agosto, 2020

Creemos silencio

 Creemos silencio Creemos silencio entre tú y yo, callémonos para desertar del ruido. Bailemos en un vals de miradas, dancemos entre pensamientos y coreografíame tu deseo. Construyamos un mutismo de voces entre nosotros, enmudezcamos para atraer a la quietud. Intuyamos las marañas de eternidades y fugacidades, desentrañemos la infinitud de la finitud e imagínate mi sueño. Creemos silencio juntos el uno y el otro, Inventemos un mudo diálogo para poder escuchar todas las palabras, descubriendo nuestros anhelos. Para escribir este poema me he inspirado y basado en el siguiente artículo: " Construir silencio: la cura para la enfermedad moderna, según Kieerkegard " de Alejandro Martínez Gallardo en Infomag y publicado el 31.07.2020.

Desnudar el corazón (VI): Dame la mano y danzaremos

Dame la mano de Gabriela Mistral Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor seremos, como una flor, y nada más... El mismo verso cantaremos, al mismo paso bailarás. Como una espiga ondularemos, como una espiga, y nada más. Te llamas Rosa y yo Esperanza; pero tu nombre olvidarás, porque seremos una danza en la colina y nada más...

Una de abrazos (III): Un abrazo íntimo y musical

Vals de Rafael Pombo  ¡Más y más rápida Vuele la música! ¡Más y más ágiles Giren los pies! En abrazo íntimo Locos lancémonos A la vorágine De la embriaguez. Amantes hálitos Pueblan la atmósfera, Y al rico estrépito Cimbra el salón. Y de cien lámparas Los prismas trémulos Arpas eólicas Vibrando son. Diamantes príncipes Se eclipsan pálidos Al ojo fébrido De la beldad. Y en lunas vénetas Hierve a relámpagos De oro y de púrpura, Su claridad. Del valse al ímpetu Formas angélicas Despiden ráfagas De tentación: Las telas púdicas Forman un vórtice Que causa vértigos Al corazón. Cometas fúlgidos, ¡Cuántos espíritus En vuestras órbitas Girando van! Vuestra periódica Vuelta balsámica Mil ojos tímidos Ansiando están.

La libertad está en nuestra mente (II): Deseo de libertad

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Deseo de libertad de Teresa Aburto Uribe Déjame volar libre por los prados, déjame sentir las caricias del viento, quiero cabalgar encima de una nube acariciar el sol y perderme en el tiempo. Déjame escalar la colina más alta, déjame soñar que estoy sola en la montaña quiero descubrir un refugio solitario, quiero conocer de la libertad sus entrañas. Déjame  volar como lo hacen las gaviotas déjame llegar a la playa más hermosa, quiero dibujar en la arena mis sueños quiero dormirme y que me despierten las olas. Y déjame por fin, caminar con las estrellas y déjame sentir que soy como una de ellas, entonces al saber que todo ha terminado volveré para decirte, lo que quería, he soñado.

Luna eterna (VIII): Como una luna

Luna de Juan Gelman Escribe porque la vida lo escribe y cree que escribe sobre lo que ella no sabe: el otoño maestro de la espera, el dolor de haber sentido dolor, el pájaro que vuela en la hora presente para convertirla en pasado. Las imágenes componen el mundo y el sol que dora la ciudad parece harina caliente haciendo pan en mi cuarto. Ser uno es no tener nada. Cae el ocaso sobre la palabra que flota en lo visible como una luna.

Luna eterna (VII): Preguntas a la Luna

 Preguntas a la luna de Zacarías Palacios Dime, luna: ¿Por qué sólo brillas cuando estás desnuda? ¿Dónde te escondes, cuándo la noche está obscura? ¿Para dónde huyes cuándo el sol aparece en la altura? ¿Cuánto tiempo quedas dormida y muda? ¿Cómo sonríes con una sonrisa pura? ¿Qué piensas cuando estás colgada de tu cabellera rubia? ¿Por qué, dónde, cuándo, cómo eres tan rubia escondida en el seno de una noche obscura y quedas tan desnuda? Dime, luna, luna, luna, luna ¿Por qué y cuándo y cómo siempre alumbras, al nacer todos los hombres, sus cunas?

Luna eterna (VI): Romance de la Luna

Romance de la Luna de Federico García Lorca  La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. Niño déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño déjame, no pises, mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando.

Luna eterna (V): Ella es ausencia

La luna es una ausencia de Vicente Aleixandre  «La luna es ausencia» La luna es una ausencia Carolina Coronado La luna es ausencia. Se espera siempre. Las hojas son murmullos de la carne. Se espera todo menos caballos pálidos. Y, sin embargo, esos cascos de acero (mientras la luna en las pestañas), esos cascos de acero sobre el pecho (mientras la luna o vaga geometría)… Se espera siempre que al fin el pecho no sea cóncavo. Y la luna es ausencia, doloroso vacío de la noche redonda, que no llega a ser cera, pero que no es mejilla. Los remotos caballos, el mar remoto, las cadenas golpeando, esa arena tendida que sufre siempre, esa playa marchita, donde es de noche al filo de los ojos amarillos y secos. Se espera siempre. Luna, maravilla o ausencia, celeste pergamino color de manos fuera, del otro lado donde el vacío es luna.