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A través de mascarillas, a través de pantallas

Ver una sonrisa de una amiga a través de una mascarilla, a través de una pantalla. Nueva forma de definir la amistad. Fronteras que se difuminan cuando lees la emoción en la mirada de los ojos. Cuando observas cómo se desplaza la mascarilla y sabes que la otra persona está sonriendo. Pequeños momentos de alegría y nerviosismo entre tanto distancimientos y silencios. Y seguir cuidando esas relaciones, ahora virtuales, a través de la pantalla de tu móvil, para saber que, algún día, nos volveremos a ver. Desear felicidades a distancia por cumpleaños y esos otros momentos inolvidables. 

Desear felicidad

Deseemos alegría como sueño compartido, soñemos felicidad para tanto quien está en nuestra vida como quien no está en este presente. Agradezcamos a aquellas personas que aparecieron en algún momento de nuestra existencia, aunque algunas permanecieran mientras que otras desaparecieron por el camino. Suavicemos la realidad de nuestro mundo cotidiano, regalemos sonrisas y cuidados, que tanta falta nos hacen y nos harán. Desear felicidad como propósito de vida

Sensación de otoño

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Siento, de una manera cada vez más imperante, que las estaciones que comienzan su andadura en equinoccio se diluyen con el cambio climático, que pasamos de invierno a verano, y así sucesivamente. Pero este año de silencios y de distancias, de muertes y de mascarillas, parece que se desliza un otoño real, de dorados y de ocres, con una belleza discreta que nos acompaña para iluminarnos un poco este presente tan incierto, tan solitario, que nos marcará de por vida. Sensaciones de otoño que dulcifican este periodo aciago.

Probablemente alegría de José Saramago

Probablemente alegría de José Saramago En la isla a veces habitada de lo que somos, hay noches, mañanas y madrugadas en que no necesitamos morir. En ese momento sabemos todo lo que fue y será. El mundo se nos aparece explicado definitivamente y entra en nosotros una gran serenidad, y se dicen las palabras que la significan. Levantamos un puñado de tierra y la apretamos en las manos. Con dulzura. Allí está toda la verdad soportable: el contorno, la voluntad y los límites. Podemos en ese momento decir que somos libres, con la paz y con la sonrisa de quien se reconoce y viajó alrededor del mundo infatigable, porque mordió el alma hasta sus huesos. Liberemos sin apuro la tierra donde ocurren milagros como el agua, la piedra y la raíz. Cada uno de nosotros es en este momento la vida. Que eso nos baste.

Primavera con una esquina rota (X): De todo quedaron tres cosas

De Tudo Ficaram Três Coisas de Fernando Sabino, aunque normalemente atribuido a Fernando Pessoa De tudo ficaram três coisas: A certeza de que estamos começando, A certeza de que é preciso continuar e A certeza de que podemos ser interrompidos antes de terminar Fazer da interrupção um caminho novo, Fazer da queda um passo de dança, Do medo uma escada, Do sonho uma ponte, Da procura um encontro. De todo quedaron tres cosas  de Fernando Sabino, aunque normalemente atribuido a Fernando Pessoa De todo quedaron tres cosas: La certeza de que estaba siempre comenzando La certeza de que había que seguir Y la certeza de que sería interrumpido antes de terminar. Hacer de la interrupción un camino nuevo, hacer de la caída un paso de danza, del miedo una escalera, del sueño un puente, de la búsqueda un encuentro.

Escribir para sabernos vivos

Manteniéndome firme de  Zoraida Armengol Para que no se enojen las musas de las avenidas, escribo en mis tiempos libres; para mantenerme viva.  Para que no se aleje el salitre con alas vistiendo, escribo sobre el hermoso encanto; para seguir existiendo.  Para que no se arrepientan las luces tenues encendidas, escribo cuando nadie sabe; para continuar de pie, erguida. Para que no se espanten el ir y venir del quehacer, escribo con más ganas de antes; para vivir un poco más que ayer. Para que ambas a mí acudan, las lágrimas y la maravilla, escribo en fracciones de segundos; para saberme realmente viva.

Arte en texto

Arte en texto  Vestigios de silencio, remansos de soledad, reflexiones con tu musa, para inventar poesía, para crear lírica, para imaginar escrito arte en texto. Componer versos para saborearnos, vivos. Fantasear estrofas  donde se narran  nuestras historias,  mas con cicatrices fraguadas, entre vaivenes, por ese transitar del tiempo. Cincelar las palabras, Acariciar los espacios en blanco, para evocar ese arte en texto.

Uno de esos poemas eternos (VII): Mi tierra eres tú

Contigo de Luis Cernuda  ¿Mi tierra? Mi tierra eres tú. ¿Mi gente? Mi gente eres tú. El destierro y la muerte para mi están adonde no estés tú. ¿Y mi vida? Dime, mi vida, ¿qué es, si no eres tú?

Madrugada de Juan Gelman

 Madrugada de Juan Gelman Jugos del cielo mojan la madrugada de la ciudad violenta. Ella respira por nosotros. Somos los que encendimos el amor para que dure, para que sobreviva a toda soledad. Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor antes de merecer esta esperanza. Hemos abierto las ventanas para darle mil rostros.

¿Qué es poesía? (II): Autopsicografía

Autopsicografía de Fernando Pessoa El poeta es un fingidor. Finge tan completamente que hasta finge que es dolor el dolor que en verdad siente. Y, en el dolor que han leído, a leer sus lectores vienen, no los dos que él ha tenido, sino sólo el que no tienen. Y así en la vida se mete, distrayendo a la razón, y gira, el tren de juguete que se llama corazón.

Lo que ocurre en las nubes, ocurre también en nuestra casa de Luis García Montero

Lo que ocurre en las nubes, ocurre también en nuestra casa de Luis García Montero No te voy a pedir el corazón que llevas escondido debajo de tu ropa de invierno. Solamente esperaba, como leña reunida, para arder en el fuego que calienta tus manos. Quiero esconder tu noche, tu sed, tus libramientos, tu vivir en las sílabas que componen tu nombre, tu quedarte dormida, tu me voy a la cama, tu silencio acostado, mi silencio acostado, las cosas que me pasan cuando sueñas conmigo. 

Poesía de otoño (IX): Alfonsina Storni

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 Dolor de Alfonsina Storni Quisiera esta tarde divina de octubre pasear por la orilla lejana del mar; que la arena de oro, y las aguas verdes, y los cielos puros me vieran pasar. Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera, como una romana, para concordar con las grandes olas, y las rocas muertas y las anchas playas que ciñen el mar. Con el paso lento, y los ojos fríos y la boca muda, dejarme llevar; ver cómo se rompen las olas azules contra los granitos y no parpadear; ver cómo las aves rapaces se comen los peces pequeños y no despertar; pensar que pudieran las frágiles barcas hundirse en las aguas y no suspirar; ver que se adelanta, la garganta al aire, el hombre más bello, no desear amar... Perder la mirada, distraídamente, perderla y que nunca la vuelva a encontrar: y, figura erguida, entre cielo y playa, sentirme el olvido perenne del mar.

Con el oído atento voy marchando en la vida

Con el oído atento de Teófilo V. Méndez Ramos Con el oído atento voy marchando en la vida, auscultando el rumor que emerge de las cosas, en espera angustiosa de la estrofa, aprendida a la lírica fuente de notas armoniosas. Mientras tanto el silencio, alma mía, alma ansiosa de encontrar el sendero que te lleve a la cima promisoria y serena. Al silencio acuciosa... Mañana, al alba hermana, te ofrecerá su rima. Si acaso la palabra, como el mármol, desnuda, Se resiste a dar forma al pensamiento grave, tornarase la lira trágicamente muda hasta que llegue el verso transparente y suave. Con el oído atento voy marchando en la vida auscultando el rumor que emerge de las cosas, en espera angustiosa de la estrofa aprendida a la lírica fuente de notas armoniosas.

¿Qué es poesía? (I)

Poesía, ¿qué es poesía? Poesía es más que palabras, oraciones y rimas. Poesía es hablar con el corazón en la mano, poesía es expresar los sentimientos al máximo, hacer que la corriente de sentimientos se apodere de tu corazón, haciendo que poco a poco tu pluma se mueva mas rápido y haga que las palabras no sean palabras, sean sentimientos y hagan sentir a quien las lee el sentimiento que transmites al papel; el papel que absorbe todo, que gentilmente se presta como medio para bien o para mal, ése, el que puedes borrar y borrar pero siempre dejarás una mancha. Pero la poesía no está escrita en papel, está escrita en el corazón de quien la escribe y de quien la lee, y deja huellas en los corazones, tanto o más que en el papel, los corazones son como una hoja de papel, se escriben historias y se dejan recuerdos, se escriben promesas y se dejan angustias; se alimenta de palabras, haciéndolo más grande cada vez que le dicen un te quiero, cada vez que le hacen palpitar con fuerza. La poesía

Comienza la Odisea (I): La noche antes del viaje

La noche antes del viaje de Carlos Marzal Deseo lo que habrá de venir, pero aún deseo más que lo que haya de ser sea un recuerdo, otro nuevo episodio que permita, en un breve futuro, distintas noches previas al día de partida, puesto que en esas horas el vivir se descubre con una fuerza extraña que el viaje no conoce, y que el deseo nunca podría contener. La vida antes del viaje no parece vida, sino un ofrecimiento imposible de ser ya defraudado. Nuestras fieles rutinas no conciernen a quien se marchará, y el día de mañana, inabarcable, excita los sentidos, aviva la esperanza y nos impide el sueño. El tiempo cotidiano, aunque nos pertenezca, en el recuerdo es torpe, y ese distinto tiempo que se aguarda tiene un lugar para creer posible que otra será la vida que suceda. Más próxima a la idea que tenemos La noche antes del viaje. Todavía unas horas demoran la partida y ya quiero volver para esperar de nuevo.

Creemos silencio

 Creemos silencio Creemos silencio entre tú y yo, callémonos para desertar del ruido. Bailemos en un vals de miradas, dancemos entre pensamientos y coreografíame tu deseo. Construyamos un mutismo de voces entre nosotros, enmudezcamos para atraer a la quietud. Intuyamos las marañas de eternidades y fugacidades, desentrañemos la infinitud de la finitud e imagínate mi sueño. Creemos silencio juntos el uno y el otro, Inventemos un mudo diálogo para poder escuchar todas las palabras, descubriendo nuestros anhelos. Para escribir este poema me he inspirado y basado en el siguiente artículo: " Construir silencio: la cura para la enfermedad moderna, según Kieerkegard " de Alejandro Martínez Gallardo en Infomag y publicado el 31.07.2020.

Desnudar el corazón (VI): Dame la mano y danzaremos

Dame la mano de Gabriela Mistral Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor seremos, como una flor, y nada más... El mismo verso cantaremos, al mismo paso bailarás. Como una espiga ondularemos, como una espiga, y nada más. Te llamas Rosa y yo Esperanza; pero tu nombre olvidarás, porque seremos una danza en la colina y nada más...

Una de abrazos (III): Un abrazo íntimo y musical

Vals de Rafael Pombo  ¡Más y más rápida Vuele la música! ¡Más y más ágiles Giren los pies! En abrazo íntimo Locos lancémonos A la vorágine De la embriaguez. Amantes hálitos Pueblan la atmósfera, Y al rico estrépito Cimbra el salón. Y de cien lámparas Los prismas trémulos Arpas eólicas Vibrando son. Diamantes príncipes Se eclipsan pálidos Al ojo fébrido De la beldad. Y en lunas vénetas Hierve a relámpagos De oro y de púrpura, Su claridad. Del valse al ímpetu Formas angélicas Despiden ráfagas De tentación: Las telas púdicas Forman un vórtice Que causa vértigos Al corazón. Cometas fúlgidos, ¡Cuántos espíritus En vuestras órbitas Girando van! Vuestra periódica Vuelta balsámica Mil ojos tímidos Ansiando están.

La libertad está en nuestra mente (II): Deseo de libertad

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Deseo de libertad de Teresa Aburto Uribe Déjame volar libre por los prados, déjame sentir las caricias del viento, quiero cabalgar encima de una nube acariciar el sol y perderme en el tiempo. Déjame escalar la colina más alta, déjame soñar que estoy sola en la montaña quiero descubrir un refugio solitario, quiero conocer de la libertad sus entrañas. Déjame  volar como lo hacen las gaviotas déjame llegar a la playa más hermosa, quiero dibujar en la arena mis sueños quiero dormirme y que me despierten las olas. Y déjame por fin, caminar con las estrellas y déjame sentir que soy como una de ellas, entonces al saber que todo ha terminado volveré para decirte, lo que quería, he soñado.

Luna eterna (VIII): Como una luna

Luna de Juan Gelman Escribe porque la vida lo escribe y cree que escribe sobre lo que ella no sabe: el otoño maestro de la espera, el dolor de haber sentido dolor, el pájaro que vuela en la hora presente para convertirla en pasado. Las imágenes componen el mundo y el sol que dora la ciudad parece harina caliente haciendo pan en mi cuarto. Ser uno es no tener nada. Cae el ocaso sobre la palabra que flota en lo visible como una luna.

Luna eterna (VII): Preguntas a la Luna

 Preguntas a la luna de Zacarías Palacios Dime, luna: ¿Por qué sólo brillas cuando estás desnuda? ¿Dónde te escondes, cuándo la noche está obscura? ¿Para dónde huyes cuándo el sol aparece en la altura? ¿Cuánto tiempo quedas dormida y muda? ¿Cómo sonríes con una sonrisa pura? ¿Qué piensas cuando estás colgada de tu cabellera rubia? ¿Por qué, dónde, cuándo, cómo eres tan rubia escondida en el seno de una noche obscura y quedas tan desnuda? Dime, luna, luna, luna, luna ¿Por qué y cuándo y cómo siempre alumbras, al nacer todos los hombres, sus cunas?

Luna eterna (VI): Romance de la Luna

Romance de la Luna de Federico García Lorca  La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. Niño déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño déjame, no pises, mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando.

Luna eterna (V): Ella es ausencia

La luna es una ausencia de Vicente Aleixandre  «La luna es ausencia» La luna es una ausencia Carolina Coronado La luna es ausencia. Se espera siempre. Las hojas son murmullos de la carne. Se espera todo menos caballos pálidos. Y, sin embargo, esos cascos de acero (mientras la luna en las pestañas), esos cascos de acero sobre el pecho (mientras la luna o vaga geometría)… Se espera siempre que al fin el pecho no sea cóncavo. Y la luna es ausencia, doloroso vacío de la noche redonda, que no llega a ser cera, pero que no es mejilla. Los remotos caballos, el mar remoto, las cadenas golpeando, esa arena tendida que sufre siempre, esa playa marchita, donde es de noche al filo de los ojos amarillos y secos. Se espera siempre. Luna, maravilla o ausencia, celeste pergamino color de manos fuera, del otro lado donde el vacío es luna.

Uno de esos poemas eternos (VI): Toda la vida es sueño

De "La vida es sueño ( Jornada III - Escena XIX ) " de Pedro Calderón de la Barca Segismundo Es verdad, pues: reprimamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición, por si alguna vez soñamos. Y sí haremos, pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña, que el hombre que vive, sueña lo que es, hasta despertar. Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe y en cenizas le convierte la muerte (¡desdicha fuerte!): ¡que hay quien intente reinar viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte! Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende. Yo sueño que estoy aquí, destas prisiones cargado; y soñé que e

Poemas políglotas/ Polyglot poems (IV): Cuando vayan mal las cosas/Don't quit

Cuando vayan mal las cosas de Rudyard Kipling Cuando vayan mal las cosas como a veces suelen ir, cuando ofrezca tu camino solo cuestas que subir, cuando tengas poco haber pero mucho que pagar, y precises sonreír aun teniendo que llorar, cuando ya el dolor te agobie y no puedas ya sufrir, descansar acaso debes ¡pero nunca desistir! Tras las sombras de la duda ya plateadas, ya sombrías, puede bien surgir el triunfo no el fracaso que temías, y no es dable a tu ignorancia figúrate cuán cercano pueda estar el bien que anhelas y que juzgas tan lejano. Lucha, pues por más que tengas en la brega que sufrir, cuando todo esté peor, más debemos insistir. Si en la lucha el destino te derriba, si todo en tu camino es cuesta arriba, si tu sonrisa es ansia satisfecha, si hay faena excesiva y vil cosecha, si a tu caudal se contraponen diques, Date una tregua, ¡pero no claudiques! Don’t Quit by Rudyard Kipling When things go wrong as they sometimes will. When the road you’re drudging seems all uphill.

Reflejos oníricos (XX): Los sueños han sido la ocupación de mi vida

Sueños de Rafael Maya ¡Ay! ni yo mismo he creído en mis sueños, pero los sueños han sido la ocupación de mi vida. Sólo que los he tenido durante el día, despierto, no cuando estaba dormido. Y ahora advierto que el sueño fue ¡quién creyera! mi realidad. Mundo cierto.

Reflejos oníricos (XIX): Sueño especular

Sueño especular de Miguel Florián Amo las gaviotas que se alejan con una rosa inmóvil en su espacio. Más allá de todo dios ansío esta quietud de líneas paralelas. Adivino otro mar, otra arena de azogues en el hueco del alma. Como la rosa que se vierte a sí misma, siempre así. Siempre así, sobre la línea ciega que se eleva hasta el sol. Así, bebiendo en cada agua, temblando en cada labio.

Reflejos oníricos (XVIII): Sueño de gatos

Sueño de gatos de Pablo Neruda Qué bonito duerme un gato, duerme con patas y peso, duerme con sus crueles uñas, y con su sangre sanguinaria, duerme con todos los anillos que como círculos quemados construyeron la geología de una cola color de arena. Quisiera dormir como un gato con todos los pelos del tiempo, con la lengua del pedernal, con el sexo seco del fuego y después de no hablar con nadie, tenderme sobre todo el mundo, sobre las tejas y la tierra intensamente dirigido a cazar las ratas del sueño. He visto cómo ondulaba, durmiendo, el gato: corría la noche en él como agua oscura, y a veces se iba a caer, se iba tal vez a despeñar en los desnudos ventisqueros, tal vez creció tanto durmiendo como un bisabuelo de tigre y saltaría en las tinieblas tejados, nubes y volcanes. Duerme, duerme, gato nocturno con tus ceremonias de obispo, y tu bigote de piedra: ordena todos nuestros sueños, dirige la oscuridad de nuestras dormidas proezas con tu corazón sanguinario y el largo cuello de tu

Reflejos oníricos (XVII): Estallará la isla del recuerdo

Sueño de Alejandra Pizarnik Estallará la isla del recuerdo La vida será un acto de candor Prisión para los días sin retorno Mañana los monstruos del bosque destruirán la playa sobre el vidrio del misterio Mañana la carta desconocida encontrará las manos del alma

Reflejos oníricos (XVI): Sueño de palabras

Sueño de palabras  de Julia de Burgos Honda, de ti, me inundo el corazón de voces, mientras tú duermes sueño de palabras... ¡Amado! ¡Qué estrellado va el cielo! La rosa de la noche en las calle me mece. Ecos de golondrinas se aquietan en la nube. La sombra va danzando su dolor por los muelles. El mar se sale al viento en perfume salvaje. El ideal a ratos se sacude y florece... (Tu sueño de palabras va perdiendo su sueño. Mi corazón se expande en canciones celestes...) ¡Amado! ¡Entre las nubes se acarician los lirios! ¡En los labios del viento las canciones se duermen! ¡Las estrellas se guardan su lenguaje de luces! ¡El silencio se viste de rosales y fuentes! ¡Viene el tiempo corriendo su locura de viaje! ¡Mi pasión está fresca! ¡Mi emoción está leve! (El sueño de palabras ha dejado tus labios). ¡No me hables! ¡Tus notas yo las quiero silvestres!

Reflejos oníricos (XV): Sueño infantil

Sueño infantil de Antonio Machado Una clara noche de fiesta y de luna, noche de mis sueños, noche de alegría   —era luz mi alma que hoy es bruma toda, no eran mis cabellos negros todavía—,   el hada más joven me llevó en sus brazos a la alegre fiesta que en la plaza ardía.   So el chisporroteo de las luminarias, amor sus madejas de danzas tejía.   Y en aquella noche de fiesta y de luna, noche de mis sueños, noche de alegría,   el hada más joven besaba mi frente... con su linda mano su adiós me decía...   Todos los rosales daban sus aromas, todos los amores amor entreabría.

Reflejos oníricos (XIV): Desde el umbral de un sueño me llamaron...

Sueño de Antonio Machado  Desde el umbral de un sueño me llamaron... Era la buena voz, la voz querida.     —Dime: ¿vendrás conmigo a ver el alma?... Llegó a mi corazón una caricia.     —Contigo siempre... Y avancé en mi sueño por una larga, escueta galería, sintiendo el roce de la veste pura y el palpitar suave de la mano amiga.

Reflejos oníricos (XIII): Sueño, porque vivo en mí...

Sueño, porque vivo en mí... de Victoriano Crémer Sueño, luego existo.                                           Pienso que sueño tan hondo y cierto que el sueño me despierta en mitad del pensamiento. Y me duele este soñar, pensando que es tan sin sueño, que los sueños se me rompen —espumas del pensamiento— en las arenas del mar en que soñando, navego. ¿Pero existo? ¿Dónde y cómo? Aquí, encerrado, me encuentro en el sueño sin salida que teje mi pensamiento, preguntándome, doliéndome, de ser, soñándome, cierto. Soledad de soledades: ya ni yo mismo me sueño, pensando que existo y soy sueño de mi pensamiento.

Reflejos oníricos (XII): ¿Sueño?

¿Sueño? de Juana de Ibarbourou ¡Beso que ha mordido mi carne y mi boca Con su mordedura que hasta el alma toca! ¡Beso que me sorbe lentamente vida Como una incurable y ardorosa herida! ¡Fuego que me quema sin mostrar la llama Y que a todas horas por más fuego clama! ¿Fue una boca bruja o un labio hechizado El que con su beso mi alma ha llagado? ¿Fue un sueño o vigilia que hasta mí llegó El que entre sus labios mi alma estrujó? Calzaré sandalias de bronce e iré Adonde esté el mago que cura me dé. ¡Secadme esta llaga, vendadme esta herida Que por ella en fuga se me va la vida!

Reflejos oníricos (XI): Tema de sueño y vida

Tema de sueño y vida de Eduardo Carranza Suéñame, suéñame, entreabiertos labios. Boca dormida, que sonríes, suéñame. Sueño abajo, agua bella, miembros puros, bajo la luna, delgadina, suéñame. Despierta, suéñame como respiras, sin saberlo, olvidada, piel morena; suéñame amor, amor, con el invierno como una flor morada sobre el hombro. Oh delgado jardín cuya cintura delgada yo he ceñido largamente; oh llama de ojos negros, amor mío; oh transcurso de agua entre los sueños.

Reflejos oníricos (X): Soñé que estaba dormido

Soñé de Manuel Altolaguirre Soñé que estaba dormido y que dormido soñaba con un recuerdo que nunca del corazón se me aparta. Recuerdo que se hace sueño en el sueño, cosa vana; más que recuerdo, parece una fingida esperanza.

Reflejos oníricos (IX): Soñar es ver la vida de otro modo

Soñar de José Ángel Buesa Soñar es ver la vida de otro modo, y es olvidar un poco lo que realmente es, un sueño es casi nada y más que todo, más que todo al soñarlo... casi nada después. Por eso yo no sé si mi sueño es sólo un sueño, yo no sé si algún día lo tocará mi mano y yo no sé, ni me importa, si es grande o si es pequeño pero mi sueño es sueño porque lo siento en vano.

Reflejos oníricos (VIII): Llantos nocturnos

Llantos nocturnos de Gloria Fuertes Soñé que estaba cuerda, me desperté y vi que estaba loca. Soñé que estaba cuerda, cuerda, tendida en mi ventana, y en mí habían puesto a secar las sábanas de mis llantos nocturnos. ¡Soñé que tenía un hijo! Me desperté y vi que era una broma. Soñé que estaba despierta, me desperté y vi que estaba dormida.

Reflejos oníricos (VII): Cuando toca el sueño nuestros ojos

Rima  LXXV de Gustavo Adolfo Bécquer ¿Será verdad que, cuando toca el sueño, con sus dedos de rosa, nuestros ojos, de la cárcel que habita huye el espíritu en vuelo presuroso? ¿Será verdad que, huésped de las nieblas, de la brisa nocturna al tenue soplo, alado sube a la región vacía a encontrarse con otros? ¿Y allí desnudo de la humana forma, allí los lazos terrenales rotos, breves horas habita de la idea el mundo silencioso? ¿Y ríe y llora y aborrece y ama y guarda un rastro del dolor y el gozo, semejante al que deja cuando cruza el cielo un meteoro? Yo no sé si ese mundo de visiones vive fuera o va dentro de nosotros. Pero sé que conozco a muchas gentes a quienes no conozco.

Reflejos oníricos (VI): Hacia la noche

Hacia la noche de Philippe Soupault Es tarde en la sombra y en el viento un grito asciende con la noche No espero a nadie a nadie ni siquiera a un recuerdo Hace ya tiempo que pasó la hora pero ese grito que lleva el viento y empuja hacia adelante viene de un lugar que está más allá por encima del sueño No espero a nadie pero aquí está la noche coronada por el fuego de los ojos de todos los muertos silenciosos Y todo lo que debía desaparecer todo lo perdido hay que volver a encontrarlo por encima del sueño hacia la noche.

Reflejos oníricos (V): Sueños y poesía

Principio de deducción de José Manuel Caballero Bonald Si es cierto que los sueños son respuestas a todas las preguntas que estuvimos haciéndonos antes de nacer,                             la poesía vendría a ser como la réplica a ese interrogante que se ha quedado aún sin contestar.

Reflejos oníricos (IV): No rechaces los sueños por ser sueños

N o rechaces los sueños por ser sueños de Pedro Salinas No rechaces los sueños por ser sueños. Todos los sueños pueden ser realidad, si el sueño no se acaba. La realidad es un sueño. Si soñamos que la piedra es la piedra, eso es la piedra. Lo que corre en los ríos no es un agua, es un soñar, el agua, cristalino. La realidad disfraza su propio sueño, y dice: «Yo soy el sol, los cielos, el amor». Pero nunca se va, nunca se pasa, si fingimos creer que es más que un sueño. Y vivimos soñándola. Soñar es el modo que el alma tiene para que nunca se le escape lo que se escaparía si dejamos de soñar que es verdad lo que no existe. Sólo muere un amor que ha dejado de soñarse hecho materia y que se busca en tierra.

Reflejos oníricos (III): El hondo sueño

El hondo sueño de Jorge Guillén Este soñar a solas… ¡Si tu vida de pronto amaneciese ante mi espera! ¿Por dónde voy cayendo? Primavera, mientras, en tomo mío dilapida su olor y se me escapa en la caída. ¡Tan solitariamente se acelera -y está la noche ahí, variando fuera- la gravedad de un ansia desvalida! Pero tanto sofoco en el vacío cesará. Gozaré de apariciones que atajarán el vergonzante empeño de henchir tu ausencia con mi desvarío. ¡Realidad, realidad, no me abandones para soñar mejor el hondo sueño!

Reflejos oníricos (II): Pequeñas muertes

Pequeñas muertes de Mario Benedetti Los sueños son pequeñas muertes tramoyas anticipos simulacros de muerte el despertar en cambio nos parece una resurrección y por las dudas olvidamos cuanto antes lo soñado a pesar de sus fuegos sus cavernas sus orgasmos sus glorias sus espantos los sueños son pequeñas muertes por eso cuando llega el despertar y de inmediato el sueño se hace olvido tal vez quiera decir que lo que ansiamos es olvidar la muerte apenas eso.

Desnudar el corazón (V): El tiempo de los besos no ha llegado

Vida de Vicente Aleixandre Un pájaro de papel en el pecho dice que el tiempo de los besos no ha llegado; vivir, vivir, el sol cruje invisible, besos o pájaros, tarde o pronto o nunca. Para morir basta un ruidillo, el de otro corazón al callarse, o ese regazo ajeno que en la tierra es un navío dorado para los pelos rubios. Cabeza dolorida, sienes de oro, sol que va a ponerse; aquí en la sombra sueño con un río, juncos de verde sangre que ahora nace, sueño apoyado en ti calor o vida.

Una de abrazos (II): Me abrazo a tus ausencias

Rostro de vos de Mario Benedetti Tengo una soledad tan concurrida tan llena de nostalgias y de rostros de vos de adioses hace tiempo y besos bienvenidos de primeras de cambio y de último vagón. Tengo una soledad tan concurrida que puedo organizarla como una procesión por colores tamaños y promesas por época por tacto y por sabor. Sin temblor de más me abrazo a tus ausencias que asisten y me asisten con mi rostro de vos. Estoy lleno de sombras de noches y deseos de risas y de alguna maldición. Mis huéspedes concurren concurren como sueños con sus rencores nuevos su falta de candor yo les pongo una escoba tras la puerta porque quiero estar solo con mi rostro de vos. Pero el rostro de vos mira a otra parte con sus ojos de amor que ya no aman como víveres que buscan su hambre miran y miran y apagan mi jornada. Las paredes se van queda la noche las nostalgias se van no queda nada. Ya mi rostro de vos cierra los ojos y es una soledad tan desolada.

La leyenda del tiempo

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Qué decir de Lorca y sus poemas. Ayer, cuando veía el nuevo capítulo de "El Ministerio del Tiempo" (soy algo friki de esta serie), sentimos que se cerraba el círculo entre la trama de Julián y Federico. El poeta puede disfrutar, como si de un sueño se tratara, cómo Camarón de la Isla interpreta una versión de "La leyenda del tiempo". Y rematar el episodio con la frase del artista tras escuchar la canción: "¿Entonces? He ganado yo, no ellos". La leyenda del tiempo de Federico García Lorca  El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero. Nadie puede abrir semillas  en el corazón del sueño. ¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta! ¡Qué témpanos de hielo azul levanta! El tiempo va sobre el sueño hundido hasta los cabellos. Ayer y mañana comen oscuras flores de duelo. ¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta! ¡Qué espesura de anémonas levanta! Sobre la misma columna, abrazados sueño y tiempo, cruza el gemido del niño, la lengua rota del viejo. ¡Ay, cómo canta el a

Uno de esos poemas eternos (V): Arte poética

Arte poética de Jorge Luis Borges Mirar el río hecho de tiempo y agua Y recordar que el tiempo es otro río, Saber que nos perdemos como el río Y que los rostros pasan como el agua. Sentir que la vigilia es otro sueño Que sueña no soñar y que la muerte Que teme nuestra carne es esa muerte De cada noche, que se llama sueño. Ver en el día o en el año un símbolo De los días del hombre y de sus años, Convertir el ultraje de los años En una música, un rumor y un símbolo, Ver en la muerte el sueño, en el ocaso Un triste oro, tal es la poesía Que es inmortal y pobre. La poesía Vuelve como la aurora y el ocaso. A veces en las tardes una cara Nos mira desde el fondo de un espejo; El arte debe ser como ese espejo Que nos revela nuestra propia cara. Cuentan que Ulises, harto de prodigios, Lloró de amor al divisar su Itaca Verde y humilde. El arte es esa Itaca De verde eternidad, no de prodigios. También es como el río interminable Que pasa y queda y es cristal de un mismo Heráclito inconstante, qu

Algunos apuntes sobre la felicidad (III): Puede ser que logremos ser felices

Soneto de lo posible de Mario Benedetti Puede ser que una vez/ en un desvelo descubramos que el mundo es una fiesta y encontremos al fin esa respuesta que desde siempre nos esconde el cielo puede ser que una noche / en algún vuelo ganemos sin querer alguna apuesta y advirtamos que un alma está dispuesta a servirnos de paz y de consuelo puede ser que el transcurso de los años nos vaya proponiendo otra corriente dejándonos con suerte y sin extraños y aunque en la piel nos queden cicatrices desde el viejo pasado hasta el presente puede ser que logremos ser felices.

Reflejos oníricos (I): Al país de los sueños

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Shiota Chiharu: The Soul Trembles (Museo de Arte Mori, Tokio, Japón). Rima III de Ruben Darío En la pálida tarde se hundía,       el sol en su ocaso, con la faz rubicunda en un nimbo       de polvo dorado. En las aguas del mar, una barca,       bogando, bogando; al país de los sueños volaban        amada y amado. A la luz del poniente, en las olas,       quebrada en mil rayos, parecían de oro bruñido       los remos mojados. Y en la barca graciosa y ligera,        bogando, bogando, al país de los sueños volaban        amada y amado.    ¿Qué fue de ellos? No sé. Yo recuerdo que después del crepúsculo pálido, aquel cielo se puso sombrío       y el mar agitado.