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Mostrando entradas de septiembre, 2020

Con el oído atento voy marchando en la vida

Con el oído atento de Teófilo V. Méndez Ramos Con el oído atento voy marchando en la vida, auscultando el rumor que emerge de las cosas, en espera angustiosa de la estrofa, aprendida a la lírica fuente de notas armoniosas. Mientras tanto el silencio, alma mía, alma ansiosa de encontrar el sendero que te lleve a la cima promisoria y serena. Al silencio acuciosa... Mañana, al alba hermana, te ofrecerá su rima. Si acaso la palabra, como el mármol, desnuda, Se resiste a dar forma al pensamiento grave, tornarase la lira trágicamente muda hasta que llegue el verso transparente y suave. Con el oído atento voy marchando en la vida auscultando el rumor que emerge de las cosas, en espera angustiosa de la estrofa aprendida a la lírica fuente de notas armoniosas.

¿Qué es poesía? (I)

Poesía, ¿qué es poesía? Poesía es más que palabras, oraciones y rimas. Poesía es hablar con el corazón en la mano, poesía es expresar los sentimientos al máximo, hacer que la corriente de sentimientos se apodere de tu corazón, haciendo que poco a poco tu pluma se mueva mas rápido y haga que las palabras no sean palabras, sean sentimientos y hagan sentir a quien las lee el sentimiento que transmites al papel; el papel que absorbe todo, que gentilmente se presta como medio para bien o para mal, ése, el que puedes borrar y borrar pero siempre dejarás una mancha. Pero la poesía no está escrita en papel, está escrita en el corazón de quien la escribe y de quien la lee, y deja huellas en los corazones, tanto o más que en el papel, los corazones son como una hoja de papel, se escriben historias y se dejan recuerdos, se escriben promesas y se dejan angustias; se alimenta de palabras, haciéndolo más grande cada vez que le dicen un te quiero, cada vez que le hacen palpitar con fuerza. La poesía

Comienza la Odisea (I): La noche antes del viaje

La noche antes del viaje de Carlos Marzal Deseo lo que habrá de venir, pero aún deseo más que lo que haya de ser sea un recuerdo, otro nuevo episodio que permita, en un breve futuro, distintas noches previas al día de partida, puesto que en esas horas el vivir se descubre con una fuerza extraña que el viaje no conoce, y que el deseo nunca podría contener. La vida antes del viaje no parece vida, sino un ofrecimiento imposible de ser ya defraudado. Nuestras fieles rutinas no conciernen a quien se marchará, y el día de mañana, inabarcable, excita los sentidos, aviva la esperanza y nos impide el sueño. El tiempo cotidiano, aunque nos pertenezca, en el recuerdo es torpe, y ese distinto tiempo que se aguarda tiene un lugar para creer posible que otra será la vida que suceda. Más próxima a la idea que tenemos La noche antes del viaje. Todavía unas horas demoran la partida y ya quiero volver para esperar de nuevo.