Inyectando azúcar en vena (IV): un soneto cualquiera

Soneto LXVI de Pablo Neruda

No te quiero sino porque te quiero 
y de quererte a no quererte llego 
y de esperarte cuando no te espero 
pasa mi corazón del frío al fuego. 

Te quiero sólo porque a ti te quiero, 
te odio sin fin, y odiándote te ruego, 
y la medida de mi amor viajero 
es no verte y amarte como un ciego. 

Tal vez consumirá la luz de Enero, 
su rayo cruel, mi corazón entero, 
robándome la llave del sosiego. 

En esta historia sólo yo me muero 
y moriré de amor porque te quiero, 
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

Comentarios

Entradas populares de este blog

No quiero convencer a nadie de nada dice Jaime Sabines

Vulnerabilis

Madrugada de Juan Gelman