Ritmos invernales (V)
Pensando en marzo de Eloy Sánchez Rosillo
En su momento, marzo volverá,
según los calendarios nos indican.
Y no es que piense yo que no sea cierto
que ha de ocurrir su vuelta. Sin embargo,
cuánto lo echo de menos esta tarde
de mediados de enero. Se diría
fábula en la memoria e ilusión
de todo el bien posible. Uno no ignora
que existe el sol, que hay pájaros, abejas,
tardes que paulatinas van creciendo,
rosas, cielos azules y muchachas
de ojos irresistibles y de andares
muy peligrosos para los que miran
sin tomar precauciones. Pero es
misterio que confluya todo eso
-y tan intensamente, y tan de golpe-
en un punto del año, que se junte
y se funda en seguida en una cosa
que es más que cada cosa y es milagro
hecho ante nuestro asombro. Sí, parece
que marzo ha de volver, y así lo dicen
los almanaques, la experiencia y quienes
saben del mundo y de sus movimientos,
de estaciones, de ciclos. Aunque yo,
desde este exilio que es su ausencia, desde
el corazón del intratable invierno,
lo echo de menos mucho, y lo recuerda
con desconsuelo mi penuria de hoy
como leyenda y como paraíso,
sueño hermoso que tuve igual que un don
perdido para siempre, para siempre.
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