Permanezco callada
Permanezco callada, por más que mi sangre borbotee palabras, como si de agua hervida se tratara.
Me quedo en silencio, cuando entre mis pensamientos hay voces que gritan, aturulladas.
Enmudezco, pierdo el habla, tengo una afonía de palabras, palabras que no se dijeron y quedaron atrapadas en mi garganta.
Palabras atragantadas entre marañas de otras sensaciones jamás pronunciadas.
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