Un sol que no quiere marcharse
Un
sol que se nos antoja inmóvil, paralizado entre el ir y el devenir de unas
cuantas gaviotas. Un sol que presencia la impredecible y bella caligrafía con
la que escriben sus alas su vuelo. Su libre transitar lo hace enmudecer ante tal
expresión de vida, ante tal explosión de energía. Su deseo momentáneo es
permanecer unos segundos más iluminando su revolotear, antes de que el mar lo
haga naufragar en su inmensa calma.
El sol no se ha puesto aún por última vez.
ResponderEliminar(Tito Livio)