No quiero convencer a nadie de nada de Jaime Sabines No quiero convencer a nadie de nada. Tratar de convencer a otra persona es indecoroso, es atentar contra su libertad de pensar o creer o de hacer lo que le dé la gana. Yo quiero sólo enseñar, dar a conocer, mostrar, no demostrar. Que cada uno llegue a la verdad por sus propios pasos, y que nadie le llame equivocado o limitado. (¡Quién es quién para decir «esto es así», si la historia de la humanidad no es más que una historia de contradicciones y de tanteos y de búsquedas?) Si a alguien he de convencer algún día, ese alguien ha de ser yo mismo. Convencerme de que no vale la pena llorar, ni afligirse, ni pensar en la muerte. "La vejez, la enfermedad y la muerte", de Buda, no son más que la muerte, y la muerte es inevitable. Tan inevitable como el nacimiento. Lo bueno es vivir del mejor modo posible. Peleando, lastimando, acariciando, soñando. (¡Pero siempre se vive del mejor modo posible!) Mientras yo no pu...
Vulnerabilis Me abro ante ti. Decido no dejarme convencer por los fantasmas del pasado. Acepto la posibilidad de poder recibir una herida tuya. Te mostraré todas mis debilidades, te explicaré todas mis inseguridades y me emocionaré compartiendo contigo qué es aquello que me ilusiona, qué es aquello que me hace sentir viva. Me consideraré extremadamente afortunada si escoges hacer lo mismo contigo: guiarme por tu interior y tus anhelos. Te estaré agradecida si depositas tu confianza en mi oído, si cuentas conmigo para naufragar entre toneles de miedos y alegrías. Vulnerable: ¡así es cómo me encuentro! Te regalo no solo mi tiempo sino también mi afecto, sino también mi mundo interior. Sé que te concedo la posibilidad de destruirme o de disfrutar profundizando más en nuestra relación. Porque cuando nos despojamos de todas las capas que nos resguardan, nos exponemos ante los demás, como aguardo a que acontezca junto a ti de forma natural. Entonces me atreveré a ser valiente, a ser y...
Madrugada de Juan Gelman Jugos del cielo mojan la madrugada de la ciudad violenta. Ella respira por nosotros. Somos los que encendimos el amor para que dure, para que sobreviva a toda soledad. Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor antes de merecer esta esperanza. Hemos abierto las ventanas para darle mil rostros.
No sólo ha sido elegante, sino que es breve y bien pensado. ¡bravo! Sigue así, que conquistas :)
ResponderEliminarPerdón por mi tardanza en la respuesta, T. Pero gracias por tus comentarios, sabes que me hacen mucha ilusión.
Eliminar