Nuestro secreto mil veces compartido

Un día quise contarte nuestro secreto. Ese secreto en el que vivías pero del que nunca te diste cuenta. Intenté hablar contigo, y aunque logré que me escucharas, se te olvidó al instante, puesto que descubriste una efímera mariposa en el aire y te marchaste corriendo para alcanzarla. En cambio, para mí, el misterio que nos pertenecía sin tú conocerlo, era la razón por la que me levantaba cada mañana. Me motivaba a continuar, me alientaba, me persuadía de buscar una senda en el presente que solo existe en nuestra mente. Nuestro secreto mil veces compartido era que tú habías nacido, hijo.

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