Tristeza ensangrentada
Y el cielo se tiñó de sangre. Las nubes intentaron ocultarlo para que pudiera llorar su pena en soledad. Había intentado matarse, pero por mucho que se desangrara, jamás moriría. Su destino era contemplar una eternidad tras otra: el universo que lo atormentaba, que le desgarraba el corazón. Esta vez fue en concreto un minúsculo planeta de un pequeño sistema solar en el brazo menor de Orión alejado del centro de la Vía Láctea, apenas una partícula de polvo en el universo. Ese en el que unos seres liliputienses pretendían dominar su mundo al que llaman "La Tierra", cuando irónicamente tres de sus cuartas partes son agua, sin importarles la destrucción de la naturaleza y también su propia autodestrucción.
Es cosa de todos, y muy pocos estamos dispuestos a acuar por nuestro propio bien :(
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